Pasar al contenido principal

Cuentos del terreno

Resistencia pacífica: Justificar nuestro paso por la tierra

«Hay que justificar nuestro paso por la tierra». Esta cita, que Reynaldo Villalba ha escogido como lema para su proyecto de vida, se la debe a Jaime Pardo Leal, quien fue su profesor y una de las figuras más influyentes en su vida. Reynaldo, abogado y gran humanista, realizó uno de sus sueños cuando entró en el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo hace 22 años.

«Luchando por una vida digna, por la justicia»

Debido a la sequía tuvimos que bajarnos del bote antes de llegar a la comunidad. Con tanta gente, maletas y mercado en un botecito de madera, el río no pudo llevarnos más. Tocó ponerse las botas y caminar. Entrar en Cacarica no siempre es fácil, toca por río: primero en panga pública y después en el bote de la comunidad; y muchas veces, como ocurrió esta vez, terminamos caminando el último pedazo para llegar al destino. Subiendo de la orilla, nos quedamos bajo un árbol de poma, esperando a los demás y buscando la trocha.

«Alguien tiene que hacer este trabajo»

El agua salta salpicando los bordes de la lancha. El agua moja el jeans de Andrés, pero él se preocupa más por el paquete que lleva, con material para el taller, que por sí mismo. Pasamos por la refinería. Los ruidos del motor del barco suenan monótonos en la madrugada; nos ensordecen y nos quedamos medio dormidos. Los pequeños puertos aparecen y desaparecen: Barrancabermeja, Cantagallo, Puerto Wilches… hasta San Pablo. Una hora escasa separa la Petrópoli del Magdalena Medio del pequeño pueblo en el Sur de Bolívar. El muelle está lleno de gente en un incesante corre corre.