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“Uno debe nuevamente aprender a estar en libertad”, David Ravelo

“Uno debe nuevamente aprender a estar en libertad”, David Ravelo

El día que David Ravelo recuperó la libertad, su familia, la gente de su ciudad natal, Barrancabermeja, y periodistas lo recibieron con gritos de afecto y solidaridad. Para David fue una emoción muy grande. Desde entonces ha pasado un mes, un mes de recorrer libre las calles de Barrancabermeja y perderse en ellas porque en estos casi siete años de su ausencia la ciudad ha crecido urbanísticamente. David ha descubierto el whatsapp y aún sigue maravillado cada vez que le llega una foto recién tomada a su nuevo smartphone. Por primera vez está compartiendo con su hija de cuatro años que nació mientras él estuvo en la cárcel. Reconoce que no ha sido fácil pues “uno debe nuevamente aprender a estar en libertad”. También ha sido un mes de intranquilidad y de temor, acordándose de la época antes de su encarcelamiento, esos días interrumpidos por llamadas amenazantes, oscuros personajes que aparecieron frente a su casa para vigilar quién entra y quién sale, hombres persiguiéndolo en las calles que desaparecían como fantasmas cada vez que miraba atrás... Llamadas de su hijo, comentándole que le informaron que la meta era matarle o que lo acababan de matar. Los enemigos de David ejercieron terror psicológico contra su familia para llegar a la parte más sensible y mantener a todos en una constante incertidumbre. David Ravelo Antes de su encarcelamiento tuvo que andar las 24 horas en carro blindado y acompañado por tres escoltas armados porque también el Gobierno reconoció el alto riesgo que afrontaba David al mantenerse firme en la lucha social en Barrancabermeja. “El acoso que sufrí fue muy grande”, recuerda en estos días. Porque David fue una figura emblemática, una de las pocas personas que denunció públicamente a los paramilitares desde el día que mataron a siete civiles y desaparecieron 25 más en 1998 para luego tomarse el control del Puerto petrolero (así es como se le conoce a Barrancabermeja por situarse a orillas del río Magdalena y albergar la mayor refinería de toda Colombia).  Sus constantes e incansables denuncias de desapariciones forzados, ejecuciones extrajudiciales y asesinatos en el Magdalena Medio lo convirtieron en una piedra en el zapato para los enemigos de la paz. Y David sigue siendo una figura pública; y por eso, se está jugando el pellejo al quedarse en Barrancabermeja. “Tengo temor por mi vida”, reconoce y nos cuenta que en su casa donde vive con su “señora e hijos menores han estado paramilitares merodeando la casa, paramilitares reconocidos de Barrancabermeja”[1]. Y este primer mes de su libertad, David tuvo que andar sin escoltas mientras la Unidad Nacional de Protección analizaba si este defensor aún afronta algún riesgo. Finalmente han decidido que sí y a partir de hoy tiene asignado un nuevo esquema para su seguridad con lo que ya se siente más tranquilo. Muchos le han dicho que mejor se vaya a otro lugar, porque lo podrían matar, pero David es terco y comprometido con la noble causa de los derechos humanos e insiste, como también lo hizo en el pasado, de quedarse en Barrancabermeja. “Dejo mi vida en manos del Estado colombiano, en manos de la Unidad de Protección”, sin embargo, quiere dejar claro que “si algo me llega a suceder es responsabilidad del Estado colombiano y de la Unidad Nacional de Protección”. Ya está retomando la lucha social, poniéndose al día en los quehaceres políticos y sociales. Tiene claro que va a apoyar la implementación de los Acuerdos de Paz y esclarecer lo ocurrido en el pasado porque “en la guerra, la única víctima es la verdad y esa verdad hay que rescatarla; esa verdad necesitamos que salga a relucir como dicen los Acuerdos y para que se conozca la responsabilidad de todos los sectores que participaron en la guerra”, manifiesta con el carisma de un líder experimentado. En este último mes se ha dado cuenta que las organizaciones sociales y políticas de izquierda están mucho más fracturadas ahora, lo cual para David es una razón más para convertirse en un “instrumento de la paz y de la unidad para que se fortalezca el movimiento social y se fortalezcan las opciones transformadoras de este país”. Aunque salió en libertad condicional, aún está a la espera de que sea declarado inocente de los cargos de homicidio agravado. Actualmente su caso lo están estudiando en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Suprema de Justicia y la Justicia Especial para la Paz. Está convencido de que su caso se cae pronto porque desde inicios del año la Fiscalía imputó cargos de fraude procesal y falso testimonio a los únicos testigos contra David, los ex paramilitares Mario Jaimes Mejía, alias “El Panadero”, y Fremio Sánchez. Repite lo que ya ha contado en los cortes, lo que ha compartido con parlamentarios que le han visitado en la cárcel, lo que ha narrado a todos que le prestaron oído: “usted sabe que las únicas pruebas, entre comillas, que había eran las declaraciones de los dos falsos testigos, los dos paramilitares que me quisieron asesinar físicamente y luego han intentado asesinarme judicialmente con las falsas declaraciones”. ¿Y siente resentimientos porque pasó siete años inocentes en la cárcel?”, le pregunto. Cualquiera sentiría rencores, pero no David. Estos casi siete años no pudieron borrar su amplia sonrisa, su dignidad, su contagiosa energía positiva fruto de su convicción de inocencia y ganas de pelear por un mundo mejor.  Para David cualquier cosa puede arreglarse en esta vida, porque “si el hombre es capaz de aprender a odiar, también es capaz de aprender a amar”, cita orgulloso a su ídolo Nelson Mandela. Ni en la cárcel dejó la lucha en pro de los derechos humanos, allí ligó la resistencia con el arte que él llama “resistenciarte”. En la cárcel se hizo poeta y publicó el libro “Acúsame, cuentos y sueños de libertad” porque “en los momentos difíciles es cuando el lumen humano le sale a flote, cuando la creatividad sale, y yo, esa creatividad la pude utilizar para hacer más fácil lo difícil”, concluye contento.
Bianca Bauer
[caption id="attachment_2736" align="alignnone" width="1200"]David Ravelo firma libro poesía En la cárcel se hizo poeta y publicó el libro “Acúsame, cuentos y sueños de libertad”.[/caption]
Nota de pie:
[1] Entrevista a David Ravelo, 19 de julio de 2017