La Serranía de San Lucas, ubicada en los departamentos de Antioquia y Bolívar, ha sido atrapada dentro del horror de un conflicto armado interminable. Esta tierra olvidada ha sido testigo de masacres, desplazamientos y violencia durante tantos años, que las cicatrices de la guerra se ven grabadas en los paisajes, en las historias y las memorias vivas de la gente.
Las comunidades campesinas de esta región han sido víctimas de disputas territoriales entre grupos guerrilleros y paramilitares que, reconociendo la riqueza natural y posición estratégica de la zona, han acabado con los muchos que resistieron, perdiendo sus vidas en la lucha por la paz.
Es difícil imaginar el dolor que ha sufrido este territorio cuando se camina entre la tranquilidad de la selva del nordeste antioqueño: aire puro, ríos y quebradas de agua clara; sonidos de pájaros, micos y ranas permiten sentirse en un paraíso natural y tropical, lejos del ruido de las ciudades y de las controversias políticas que flagelan la región.
En la selva virgen de la Serranía, específicamente en su zona sur, dentro de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra-Red Agroecológica Nacional (Acvc-RAN), junto con Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN) y otras organizaciones sociales, convocó en abril-mayo de 2015 una comisión de caracterización biológica para identificar durante un mes las diferentes especies vegetales y animales presentes en este sector del bosque y cuya principal amenaza son, hoy en día, las concesiones mineras. Todo con el fin de certificar que esta zona cuenta con una alta biodiversidad que necesita conservación y preservación.
PBI acompañó a la Acvc-RAN en el marco de este importante proyecto enfocado en la riqueza natural de la región, y que forma parte de su agenda ambiental.
Tuvimos el verdadero placer de ser guiados los primeros días por Don Macías, un miembro histórico de la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz (Cahucopana), quien ha encontrado en la música su refugio para contar las dificultades vividas por el campesinado del Nordeste Antioqueño. Con guitarra en mano Don Macías, hombre sencillo y conmovedor, nos ofreció una noche llena de cantos en los que la injusticia y sus compañeros caídos son las historias de la memoria viva y la voz del campesinado colombiano que nunca será silenciada.
"De los veinte que mataron,
uno de ellos faltaba,
le tendieron emboscada,
a esperarle a su llegada,
cuando al momento llegó
y lo prendieron a bala,
[…]
Los campesinos salieron
a ver de quién se trataba,
sólo encontraron un cuerpo
bien tendido en la cañada,
el cuerpo de un campesino
que sólo allá agonizaba".
(Extracto de "La Masacre de Manila")
Con parte del grupo, al llegar a Cruz, después de un paseo físicamente difícil durante el cual nos ayudaron mucho las palabras alentadoras de nuestros compañeros.
Después de unos días de caminata, con caídas inevitables y a lomo de mula terca, llegamos al campamento base ubicado en la vereda Ojos Claros, a tiempo para la clausura del proyecto. Los biólogos, expertos en primates, reptiles, aves, especies vegetales, felinos, macro-invertebrados, insectos, anfibios, y pequeños, medianos y grandes mamíferos, socializaron sus impresionantes resultados sobre la gran biodiversidad que tiene la región. Fotografías de jaguares, murciélagos y un oso de anteojos (mamífero que no pensaban ver en la zona) hicieron parte de su registro, sin olvidar a las casi cien personas de distintas comunidades que se unificaron para apoyar esta importante iniciativa. Lo preocupante es que algunas especies están en grave peligro de extinción. Los guías locales, quienes ayudaron a los biólogos a conocer la selva donde crecieron, hablaron con orgullo y emoción de lo que habían aprendido de los investigadores y, recíprocamente, de lo que ellos les habían enseñado. Finalmente esta iniciativa, para la cual académicos, investigadores, organizaciones de base y de defensa del medio ambiente, se llevó a cabo de la mano con comunidades de la zona. Es un lindo recordatorio de la riqueza colombiana que con demasiada frecuencia ha sido y sigue siendo eclipsada por el conflicto armado y el narcotráfico, temas que durante muchos años han sido protagonistas para la comunidad internacional. Con acciones así, el mundo ve otra faceta de Colombia y su importancia global en términos de naturaleza y biodiversidad, la esperanza es que este proyecto pueda servir también como iniciativa de paz, animando a todos los actores a trabajar juntos para conservar la riqueza del país y la ecología. Desde el 15 de julio del presente año, el territorio fue declarado zona temporal de protección y desarrollo de los recursos naturales por el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mmads) mediante la resolución 1628 del 13 de julio 2015 [1]; significando que en este territorio no se podrán desarrollar actividades mineras por los próximos dos años, “tiempo en el cual se deberá definir, de manera concertada con las comunidades, qué tipo de figura o figuras de protección ambiental se crearán para estas áreas”[2]. Es un inmenso gusto presenciar y acompañar estos procesos emblemáticos del país y poder facilitar el trabajo tan importante de los defensores de la Acvc, una organización comprometida a llevar a Colombia a su nueva etapa de paz con justicia social para el campesinado. -- Hannah Matthews y Delphine Taylor *Visite el Fotoblog de este acompañamiento ________________ [1] Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible: Resolución 1628, 13 de julio 2015 [2] Prensa Rural: Buscando mecanismos de protección de la selva virgen de la serranía de San Lucas, 27 de julio de 2015