Pasar al contenido principal

Con unos disparos, le han quitado la vida a Mario Castaño

Con unos disparos, le han quitado la vida a Mario Castaño

Después de un mes y medio volvemos a la vereda de La Madre Unión, en la cuenca de los ríos La Larga y Tumaradó. La gente nos recibe con la misma calidez con la que lo hicieron el día de la conmemoración de su retorno[1], cuando recordaron las dificultades que han tenido que superar en los últimos años y celebraron sus logros, la vida y la dignidad de poder cultivar sus tierras. Hoy, los rostros son solemnes. Algo muy triste acaba de pasar. El 26 de noviembre a las 7 de la noche fue asesinado Mario Manuel Castaño Bravo, líder comunitario y reclamante de tierras de La Larga Tumaradó[2]. Es un golpe duro e inesperado para la comunidad. Pero al mismo tiempo, es algo que se ha venido anunciando y las medidas tomadas desgraciadamente no fueron suficientes para impedirlo. Mario fue uno de los primeros en retornar a La Larga Tumaradó y uno de los líderes más visibles que reclamaba incansablemente los derechos de las comunidades. Su asesinato evidencia cómo en Colombia, el problema de la tierra está directamente relacionado con la violencia contra las personas defensoras de los derechos humanos, líderes sociales y reclamantes de tierras, y cómo la falta de avances en la restitución de tierras puede resultar en la falta de garantías de seguridad para todos ellos. El retorno a los territorios, el cultivo de las tierras y la reconstrucción del tejido social, son procesos largos que toman años. Son necesarios para sanar las heridas dejadas por la violencia de los años 90, para convertir el dolor en fortaleza y el temor en resistencia. Son pasos pequeños en un camino largo hacia la paz, la reconciliación y la justicia desde la base social. Lo que se ha construido con tanto esfuerzo durante mucho tiempo, se puede deshacer con unos cuantos disparos. Es así como le han quitado la vida a Mario Castaño, su familia ha perdido a un ser querido, les han golpeado el ánimo y las fuerzas a la comunidad de La Madre Unión, y han hecho desaparecer la alegría y la esperanza de sus rostros. En este momento, la desolación y el dolor son grandes. Pero la comunidad seguirá adelante. Porque en este proceso que iniciaron cuando retornaron a La Larga Tumaradó en 2014, no hay marcha atrás. Y la comunidad no está sola. El acompañamiento físico, político y emocional de PBI a través de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, pretende contribuir a que puedan retomar su camino, fortalecer su tejido social y seguir luchando por sus derechos.
Lisa

Notas de pie:
[1]     PBI Colombia, Retorno a La Madre Unión, 18 de octubre de 2017 [2]     Cijp, Asesinan al líder Mario Castaño Bravo, integrante de Conpaz en Chocó, 26 de noviembre de 2017