Quienes estudian el pasado de Colombia afirman que siempre ha existido la versión de la clase dominante, donde a los inocentes se les ha acusado de culpables y a los culpables ni siquiera se les ha acusado. Éste podría ser el caso de David Ravelo Crespo, que por ser defensor de derechos humanos y volcarse en las causas justas y veraces de las personas más desfavorecidas ha sido amenazado, desplazado y víctima quien fuera condenado a 18 años de prisión. Resulta que el exparamilitar Mario Jaimes Mejía, alias El Panadero, le acusó de ser uno de los autores intelectuales del asesinato del secretario de Obras Públicas de Barrancabermeja, David Núñez, en 1991[1], y eso que han sido muchas las pruebas que se han demostrado como falsas y los testimonios que han declarado en favor de David.
Tras casi siete años encarcelado, por fin la justicia parece que ha dado una respuesta positiva a las peticiones de los abogados que han acompañado a David desde el inicio y que forman parte del Ccajar. David Ravelo se acoge a la Justicia Especial para la Paz (JEP) con el fin de que su caso sea revisado y declarado inocente.
Este martes 20 de junio ha sido un día ya marcado en el calendario de Barrancabermeja, su ciudad natal, donde desarrolló toda su lucha social y donde por fin ha visto la libertad. PBI, que le lleva acompañando incluso antes de que David fuera condenado y preso, ha estado con él también en estos momentos de júbilo y esperanza visibilizando, con imágenes y relatos, su caso y su causa.
La condena
2.440 días en prisión. Encerrado dos mil cuatrocientos cuarenta días con sus soles y sus lunas. Lunas y soles que no ha visto en casi siete años. Cerca de siete años esperando, sufriendo, frustrado. ¿Pero qué pasa con la verdad en este país? ¿Por qué tan maltratada, tan violada, tan obviada, tan…? Un contexto de violencia armada y política y social. Una condena injusta. Un homicidio que nunca cometió. Unas fotos que lo acusan. Un fotógrafo que asegura que a quien fotografió no es quien dicen ser. Quien todos quieren que sea. Unos testimonios falsos. Unos falsos testimonios encarcelados por otras mil y una causas. Causas sobre paramilitarismo. Paramilitares que violentan. Violencia en Barrancabermeja. Años ochenta. Años noventa. Años dos mil. La historia se repite como una espiral. “Tú la pagas por hijueputa. Y tú por comunista”.La espera
Está ansioso. Su rostro está tenso. Sus ojos reflejan duda, incertidumbre, nervios. “¡Sonría para esta foto!”, le dice Bianca. Pero no puede disimular los miedos. La entrada del patio tres de la cárcel de Barrancabermeja que hace las veces de sala de espera se empequeñece y agobia. El calor es denso. La puerta, aunque enorme, de repente se hace enana. La cerradura parece que nunca vaya a abrirse. La veo disminuir hasta desaparecer. El teléfono, que suena de vez en cuando y que controla el policía que cuida y vigila, no recibe la llamada que se espera. El funcionario que debe revisar el documento con el permiso de la libertad condicionada y que a saber qué cosa anda haciendo en algún despacho de este edificio colonial, parece haberse olvidado de que David Ravelo, hoy por fin, ha de salir libre de aquí.La duda
Se hace larga la espera. El sol no cesa su densidad ni a la sombra y la poca brisa que corre a media tarde por Barrancabermeja ni se nota. Del otro lado de las puertas, le estamos esperando con nervios, con ganas, con un revoltijo de emociones. Somos mucha gente. Hay carteles, música, celulares preparados para sacar todas las instantáneas que la marabunta nos deje. Los medios de comunicación se impacientan. Llevan esperando dos horas y se acerca el tiempo de editar sus piezas, pero David aún no ha salido. “¿Será que no le dejan al final?” Las cejas se fruncen y la duda se hace presente. Porque en Colombia hay que dudar siempre. De casi todo.La mentira
“El caso de David Ravelo es para una buena crónica”, exclama un periodista barramejo tras la rueda de prensa que el defensor de derechos humanos ha realizado hoy en la capital del Magdalena Medio. Yo le respondo que más bien para unas cuantas buenas crónicas porque su caso, encarcelado tras casi siete años acusado de un homicidio que nunca cometió, forma parte ya de la historia de Colombia. Un caso confuso donde las cifras, las fechas, los hechos y los “alias”, de quienes le acusan con pruebas que han demostrado ser falsas, se mezclan de tal forma que la investigación ha sido ardua. Y es que la mentira hay que construirla cuidadosamente para que se convierta en una supuesta y creíble verdad.La libertad
¿Y qué le dirán las calles ahora con David paseando por ellas? ¿Lo abrazarán como cuando reivindicaba justicia, verdad y derechos? “Estar con la gente, vivir para ella”. Como si de su lema personal y vivencial se tratase, repite esta frase una y otra vez porque ése ha sido el motor para nunca decaer. La religión a la que se ha aferrado, su dogma espiritual, su yoga particular. Camina por Barranca y le faltan alas para despegarse del suelo. Se le siente muy fuerte, de muchos colores. Rodeado de su numerosa familia no puede hacer otra cosa que sonreír y abrazar, agradecer y besar. En las calles y con la gente, hoy David se siente pura libertad.Silvia Arjona y Bianca Bauer. Barrancabermela
Nota de pie:
1El Espectador: El confuso caso de David Ravelo llega a la Justicia Especial de Paz. 20 de junio de 2017