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Los sacrificios de una lideresa, esposa y madre

Los sacrificios de una lideresa, esposa y madre

Iris lleva apenas un año trabajando con la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, (Credhos). Antes estuvo 14 años trabajando con la Asociación de Desplazados Asentados en el Municipio de Barrancabermeja, (Asodesamuba) y, también, ha participado en varias mesas regionales y nacionales de víctimas como coordinadora y vicepresidenta. Iris es víctima de desplazamiento forzado, por violencia, de la vereda La Esperanza, en el municipio de Cantagallo, (Sur de Bolívar). Llegó a Barrancabermeja, en el año 2000, con su familia y allí empezó a organizar la ayuda humanitaria para las 70 familias que se desplazaron junto a la suya. Así empezó a desarrollar su compromiso en el tema de las víctimas por el conflicto armado de Colombia. El trabajo que ha realizado Iris como defensora de derechos humanos, en Barrancabermeja, ha conllevado amenazas y estigmatizaciones a niveles regionales y también nacionales. Ha recibido amenazas y sufrido persecuciones; y ha tenido que aprender formas y estrategias para superar el miedo y seguir adelante con su labor. Ésta ha tenido un impacto sobre la vida de su esposo y sus seis hijos, que son muy conscientes del riesgo que conlleva este tipo de trabajo y los sacrificios que su esposa y madre tiene que hacer. A pesar del riesgo, Iris sigue comprometida, con el apoyo de su familia el cual valora muy importante, con el trabajo en pro de la justicia para las víctimas en el país. Como dice Iris, “¡hay que ponerse el pecho a la brisa porque nada está regalado!”. Su experiencia como desplazada le formó en la necesidad de luchar para el cumplimiento de los derechos humanos. El desplazamiento también le mostró que los roles de género no son tan rígidos como le habían enseñado desde niña, con los típicos discursos machistas. Cuando se desplazó su familia, ella se fue a buscar trabajo mientras su esposo, que no podía conseguir empleo en la ciudad, se quedó en casa y cuidó a los niños. Iris es una de las únicas voces femeninas en Credhos. Reconoce que ser mujer le ha supuesto crear varios retos en la trayectoria de su carrera, sobre todo con los impactos que tiene su carga de trabajo en su familia. Pero se siente cómoda y feliz trabajando con los hombres de Credhos, quienes reconocen el gran conocimiento y las capacidades que ella tiene. Dice que aunque dentro de las organizaciones sociales se han producido cambios y avances en el tema de género, las instituciones del Estado no implementan un enfoque diferencial para mujeres, sobre todo, en el tema de víctimas, así que todavía hay que seguir exigiendo para que se dé este reconocimiento. Hablando sobre el proceso y las negociaciones de paz en La Habana, Iris expresa sus preocupaciones por la falta de garantías que protegerán, realmente, a la sociedad civil. Cree que este será un año bastante movido por ser el “año de la paz”, y que las organizaciones sociales tendrán que prepararse para lo que venga. Apenas ha arrancado el verdadero proceso de paz en el país e Iris tiene claro que no será un camino fácil, pero de todos modos hay que seguir luchando.
Hannah