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Mi aventura como brigadista

Mi aventura como brigadista

Un día de junio llegué a la gran casa de PBI en Bogotá con mis maletas de casi treinta años de vida. Pero eso no cuenta mucho, lo que cuenta es que llegué a Colombia para defender los derechos humanos. Tu vida pasada en PBI cuenta solamente en la medida en que lo que sabes pueda servir en el desarrollo cotidiano de las actividades de la organización. Es casi como volver a empezar de cero, tabla rasa de tu vida laboral pasada, una gran lección de humildad. Llegué con la nostalgia de no haberme podido despedir como me hubiera gustado de mis amigos y familiares en mi país; por suerte llegué a tiempo para comenzar este viaje en PBI con mucha ilusión sabiendo que me esperaba un año único, complejo, enriquecedor y, sin duda, inolvidable. Llegué a Bogotá con muchas ganas de contribuir con mi granito de arena a la labor en defensa de los derechos humanos, esto sí era lo único que tenía muy claro. Después de dos semanas de orientación dónde estás sometida a un primer bombardeo de acrónimos, nombres de defensores de derechos humanos, batallones, brigadas, jefes guerrilleros y paramilitares, regiones, pueblos, corregimientos, ríos, picos, carreteras, puentes, etc. comienza la verdadera integración en el equipo, en mi caso, en Bogotá. Aun si ya habías escuchado hablar de una supuesta tarea de limpieza de un 'murciélago' (bat en inglés), hasta que no llegas frente al computador no te das cuenta realmente de lo que es: se trata de contestar y archivar los correos que llegan cada día. Te hablan del 'bat' y casi te da miedo hasta el día que te enteras de que la 'perma' tiene que limpiarlo, entonces te tranquilizas. Obviamente te surge la pregunta de quién será la 'perma' y poco a poco vas aprendiendo que en algún momento a ti también te tocará serla. ¿En qué consiste la 'perma'? La 'perma' es algo que te enseña a volverte casi como uno de estos smartphone, es decir, puedes hacer de todo. Timbran a la puerta, la 'perma' la abre; llega un correo, la 'perma' contesta; llega el pescado, la 'perma' lo paga; hay una emergencia, la 'perma' reacciona; alguien está enfermo, la 'perma' te hace un caldito. Digamos que es un buen ejercicio para volverse multitasking de verdad. La casa es muy grande y en el corre-corre cotidiano ves a mucha gente y te explican que algunos son 'cocos' y otros 'cibo', sigues con la duda pero con la certidumbre de que con un poco de paciencia se te aclarará quién es quién y quién tiene cuál tarea en el proyecto. A medida que pasa el tiempo siguen apareciendo palabras como 'rese', 'CPC', 'RT', 'AdP', 'AdR', 'IdC', 'ICA' y muchos otros. Además te hablan de la necesidad de encriptar los documentos y obviamente de desencriptarlos cuando los recibes y entonces llega la gran pregunta de si estás trabajado para los servicios colombianos de espionaje o cosas por el estilo. Ni en broma se te ocurra empezar un correo a tus amigos o a tu familia en el cual intentes explicar todo esto, el resultado podría ser fatal con alto riesgo de enredo. Te llama tu familia al mes o mes y medio y te pregunta: «¿Qué haces en concreto?». Y te rindes y contestas: «Es un poco complicado; basta con que sepan que estoy bien y que estoy conociendo Colombia y su gente ¡de verdad!». El tiempo pasa y te encuentras a veces atrapada en reuniones que pueden durar 10 o 15 horas donde tu capacidad de tolerancia está sometida a dura prueba. Hablamos de muchos temas, da igual si te alborotas con algunos de ellos, te tienes que callar, subir la mano, esperar a que te den la palabra y hablar en castellano claro teniendo en cuenta que según tu nacionalidad siempre terminarás provocando varias reacciones. Al colega suizo le parecerá que estás gritando, al alemán que te estás enredando, al español que no estás gritando lo suficiente ya que el tema es caliente, al noruego que eres algo agresiva. En fin después de 15 horas de turnos de manos y gritaderas latinas alternadas con aplomo norte europeo no se llega a una decisión y allí es donde aprendo los misterios del consenso. Llegas al final de tu aventura en PBI, te faltan un par de meses y tu despedida de esta gran familia. Tienes sensaciones contradictorias, cansancio y fuerza al mismo tiempo. Tu vínculo con Colombia y su gente será para siempre. Personalmente, yo agradezco a PBI por haberme permitido conocer la Colombia real y así no quedarme engañada con la idea que presentan en los periódicos de la Colombia formal. Por haberme permitido crecer como persona, como defensora de derechos humanos; por haberme enseñado a convivir en un ambiente multicultural enfrentando retos cotidianos de convivencia y comunicación; por haberme enseñado a ser un ser humano más tolerante, por haberme enseñado que sin la paciencia y el sacrificio no se logra nada; por haberme permitido aprender a escuchar las historias tanto de mis compañeros como de los integrantes de las organizaciones.  Ha sido un año intenso de emociones pero sin duda uno de los más enriquecedores de mi vida. -          Silvia