Es la quinta vez que vengo a Bogotá por el Día de las Víctimas de Desaparición Forzada.
Mi hija desapareció en el año 2005, en manos de los paramilitares. Desapareció a las tres de la tarde, en la cabecera municipal de La Dorada, municipio de San Miguel, en el Putumayo. Se la llevaron y hasta el momento no me la entregaron, por esa razón estoy acá, en Bogotá, para pedir justicia y verdad. La Fundación Nydia Érika Bautista me ayuda para saber qué pasos puedo dar, dónde puedo pedir que me ayuden a encontrar a Franca Alina.
Con la firma de los acuerdos de paz, siendo yo colombiano e indígena, espero que ojalá cumplan y todos podamos vivir como hermanos y que no haya más desapariciones ni desplazamientos forzados. El Departamento donde yo vivo, es una “zona roja” porque hay muchos grupos armados legales e ilegales, espero que la paz sea verdadera y acabe tanta violencia.
Francisco Vargas, Putumayo