La alegría de los colombianos, los colores de sus vidas y la belleza natural de sus paisajes a veces te distraen del dolor presente en tantas comunidades, que han sufrido tanto y siguen sufriendo con la falta de la verdad y la impunidad extendida.
Cuando la justicia legal es tan inalcanzable para tantos, la única manera de vindicar a sus seres queridos perdidos es hablar de lo que pasó. Eso no es fácil y en un contexto como el de Colombia, donde mataron a tanta gente por ser “sapo”, (así se denomina en jerga popular a las personas que se atrevieron a denunciar las injusticias que estaban viviendo), el hecho de hablar representa un peligro sustancial no solamente para uno mismo, sino también para tus seres queridos.
La justicia colombiana sí tiene precio y este precio es demasiado alto para muchos.
PBI acompaña a organizaciones que ayudan a la gente a hablar, acordar y vindicar las víctimas. La Corporación Social de Asesoría y Capacitación Comunitaría (Cospacc) se dedíca a eso, crea espacios para que la gente pueda reflexionar y conmemorar a sus familiares fallecidos y compañeros, que en la defensa de sus derechos, han perdido la vida por motivos del conflicto armado.
Fuimos con Cospacc a un evento de memoria colectiva en el municipio de Miraflores, en el departamento de Boyacá. Un lugar rodeado de una naturaleza espectacular: valles, ríos, montañas y cascadas... Allá, la gente de las comunidades nos contó la violencia que ha sufrido. Durante tres épocas diferentes, desde 1948 hasta hoy en día, las comunidades han estado en el medio del conflicto que ha costado tantas vidas. En la época más reciente de paramilitarismo, en la década de los 90 y la primera del 2000 torturaron la gente y les empujaron desde las montañas a los ríos.
Caminamos hasta la punta de una montaña donde arrojaron a más de 6.000 personas.
Una violencia así es inimaginablemente horrible. Cada vez que me encuentro con gente que ha experimentado agresiones como estas, me cuesta creer cómo ha tenido la fuerza suficiente para seguir adelante.
En Colombia, una causa de muerte que nunca había escuchado antes es “pena moral”. Literalmente hay gente que murió por tristeza e incredulidad sobre lo que estaba pasando. Esta tristeza se siente en las personas cuando cuentan sus historias y en su lucha por una vida digna y porque haya justicia.
Durante una ceremonia sencilla y bonita, el Sacerdote que presidió la celebración explicó la necesidad de hablar de las víctimas a las más de cien personas presentes que venían de distintas partes del país. La ceremonia se hizo junto a la imagen de una virgen, en el camino entre Miraflores y Páez, bloqueando la vía. También había una galería de fotografías de las víctimas y dibujos de niños contando la historia del lugar. Carros y buses, que transcurrían por la vía, se pararon respetuosamente en un acto de solidaridad que me conmovió bastante.
Nunca más puede repetirse una violencia como la que han vivido en estas regiones. Por eso las organizaciones que acompañamos piden que la gente hable, recuerde y siga exigiendo garantías de no-repetición.
- Hannah Matthews