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Una audiencia surrealista

Una audiencia surrealista

Jamás me habría imaginado que una audiencia pública pudiera transcurrir en un espacio tan pequeño. 13 personas —entre ellas la jueza, el fiscal, los abogados, el policía y el acusado, David Ravelo— se encuentran en un espacio de apenas 12 metros cuadrados. No puedo creer que en este mismo espacio la jueza vaya a llamar a declarar al ex paramilitar alias 'El Panadero'. Casi me dan escalofríos sólo de pensar que estaré tan cerca de este hombre, aquí, en el despacho de la jueza. Este hombre, Mario Jaimes Mejía, alias 'El Panadero', hace poco fue condenado a una pena de 40 años por su participación en una masacre perpetrada el 16 de mayo de 1998 en Barrancabermeja. Allí los paramilitares a las órdenes de 'El Panadero' asesinaron a siete personas y desaparecieron a otras 25. Hoy, 'El Panadero' y otro paramilitar desmovilizado son los únicos testigos en el caso contra David Ravelo, reconocido defensor de derechos humanos de Barrancabermeja acusado de haber participado en un homicidio hace 20 años. «Las condiciones del juicio no son muy buenas porque no había una sala de audiencias y  entonces se hizo la diligencia en el despacho», explica su abogado Alirio Uribe, del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo. Sin saber mucho de audiencias, le doy la razón. Entre el sonido del ventilador y el ruido de la calle es difícil escuchar bien y menos aún para las 40 personas —familiares, amistades y miembros del grupo de apoyo de David— que les toca esperar afuera dado al espacio reducido. No hay micrófono y tampoco se graban las intervenciones de las partes que hablan al paso del secretario que transcribe en un computador  con dos dedos las diferentes declaraciones. Desde un cuadro con marco ancho de color oro estilo barroco nos observan unos ángeles. Debajo de este cuadro está sentado David; delgado, con camisa blanca, sonríe poco, quizás por el hecho de que sus familiares no lograron entrar al despacho. La última vez que lo vi en libertad fue en su ciudad natal corriendo de una reunión con cientos de sindicalistas a otra con el alcalde de Barrancabermeja. Los ciudadanos de esta ciudad petrolera buscaban los consejos de este defensor de derechos humanos que durante los últimos 30 años ha realizado innumerables denuncias en torno a ejecuciones extrajudiciales, asesinatos, desplazamientos y desapariciones forzadas en la región del Magdalena Medio. También denunció la masacre del 16 de mayo. Ahora estamos en la fase del interrogatorio de los procesados, explica Alirio Uribe. Después de varias horas, a David le cuesta seguir contestando las preguntas. Se le ve notablemente cansado, luchando contra un dolor de cabeza, pero a la vez queriendo contestar con minucioso detalle a todas las preguntas. Y a pesar del cansancio, sigue atento a los ponentes y, con sus gafas puestas y tomando notas, parece más bien otro abogado. «Por diversas formas han querido sacarme del escenario de Barrancabermeja», declara David con voz firme. Me llegan a la cabeza las amenazas que tuvo que soportar el año pasado, justo antes de su encarcelación. Uno de sus hijos recibió varias llamadas advirtiéndole que iban a matar a su padre, que se preparara para su funeral y, en otra, diciéndole que ya lo habían asesinado. Pero ninguna de las amenazas que recibió entre 2000 y 2010 logró callar sus denuncias. Se nota su ausencia del movimiento social, afirma Wilfrán Cadena, vicepresidente dela Corporación Regionalparala Defensade los Derechos Humanos (CREDHOS), organización para la cual trabaja David Ravelo. Me explica que David había sido el vocero oficial de CREDHOS y la persona que se encargaba de las denuncias. «Hoy prácticamente nadie denuncia en Barrancabermeja las violaciones a los derechos humanos que vienen sucediendo en el Magdalena Medio», comenta Wilfrán. Entre aliviada y decepcionada escucho la noticia de que hoy no alcanza a declarar 'El Panadero'. Me hubiera gustado escucharlo pero quizás no tan cerca. Alirio Uribe es optimista de que se caiga el proceso contra David al final de este juicio. Y mientras tanto, David sigue encerrado en una cárcel de Bucaramanga donde también están encarcelados los ex paramilitares que lo acusan.
Bianca Bauer