La situación en la cual se encuentra la Comunidad de Paz sigue siendo preocupante, las amenazas en contra de los líderes más visibles persisten: recientemente, se conoció un plan para atentar en contra de la vida de German Graciano Posso, representante legal, Gildardo Tuberquia, líder histórico y miembro del Consejo interno y Hugo Molina, integrante de la Comunidad[1]. Sin embargo, la Comunidad de Paz sigue estando unida y fuerte para responder a esta situación de riesgo; una de sus herramientas para protegerse es la denuncia, regularmente deja constancia de las amenazas y las situaciones preocupantes que viven en el corregimiento de San José de Apartadó en su página web e informa a su red de apoyo. Pero esta herramienta de protección que utiliza la Comunidad también está en riesgo: “El viernes 5 de octubre de ... fue emitido un fallo por la Juez MARIELA GÓMEZ CARVAJAL, del Juzgado Segundo Promiscuo Municipal de Apartadó, en el cual “tutela los derechos a la honra y buen nombre del personal militar de la Décimo Séptima Brigada” ordenándole a nuestra Comunidad de Paz “rectificar la información publicada” en las 8 últimas constancias de la Comunidad aparecidas en su página web”[2]. La comunidad ya ha declarado que no se rectificará, haciendo ejercicio de su derecho constitucional a la objeción de conciencia.[3]
En ese contexto, este lunes 29 de octubre, la Comunidad de Paz recibió la visita de la Oficina Regional de Antioquia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), quienes se reunieron con diferentes líderes y lideresas de la Comunidad para conocer de primera mano su historia y situación actual. Se realizó una visita a la Finca La Holandita, asentamiento principal de la Comunidad, pasando por su “parque de la memoria” donde se recuerda a las más de 310 personas de la Comunidad que fueron asesinadas a lo largo de sus 21 años de existencia. Luego visitaron las instalaciones donde se realiza la producción de cacao y la bodega donde preparan las bolsas de cacao orgánico que venden a la empresa Lush en Inglaterra.
Explicaron cómo se organizaban como Comunidad, el proyecto económico comunitario que tienen y como encontraron una manera de sobrevivir en los tiempos más duros del conflicto armado, cuando hubo también bloqueos económicos por parte de los paramilitares[4]. En este aspecto, hoy en día, la situación también está preocupante. San José de Apartadó es un paraíso para los cultivos, una tierra fértil y hermosa que genera conflictos por su acceso. Hace más de un mes, un grupo de 70 personas ocuparon y destruyeron las plantaciones de la finca La Roncona, que utiliza la Comunidad desde hace más de 20 años para el cultivo de su pan coger y del cacao[5].
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La Comunidad de Paz es una comunidad de campesinos y campesinas que se declararon, el 23 de marzo de 1997, neutrales en el contexto del conflicto armado. Rechazan el uso de la violencia y promuevan un modelo de vida basada en la solidaridad entre las familias que la componen. En tiempos de construcción de paz, es preocupante ver que sigue siendo atacada y amenazada por defender sus ideales y por rechazar el uso de la violencia para la resolución de conflictos.
En este año especial, donde se celebra los 20 años de la Declaración de la ONU para la protección de las personas defensoras de Derechos Humanos, así como los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es importante respaldar las iniciativas locales de paz y el respeto a la vida. Agradecemos a OACNUDH por su visita y su respaldo a las personas defensoras de Derechos Humanos de Colombia.
Nathalie Bienfait