Al regresar de Ocaña, miro las fotos que hice: iglesias de estilo colonial, bien restauradas, la gente en un parque lleno de vida…
Qué contraste con lo que escuché en la Audiencia de la que vengo. Acompañé a Leonardo Marín, abogado de la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (Fcspp) de Bucaramanga. El abogado de derechos humanos defendía a una víctima de un caso de los mal denominados “falsos positivos”[1].
La víctima es la madre de uno de estos “falsos positivos”. ¿Qué siente una madre, participando en la Audiencia en la que hablan sobre el asesinato de su hijo? Además, en la Audiencia ve y escucha al acusado. El hombre que reclutó a su hijo, el hombre por el que su hijo ya no vive.
Un hijo de apenas 18 años, que este hombre desplazó a un municipio lejos de su ciudad, ubicado en una zona afectada por el conflicto armado, prometiéndole un trabajo, una vida mejor. Y el hijo no sabiendo que éste era un reclutador se fue con él junto con otros dos muchachos. En vez de darles un trabajo les mataron, les pusieron ropa militar y les declararon como guerrilleros muertos en combate.
En la Audiencia, escucho los preacuerdos leídos por el fiscal y la posible condena para el acusado. Leonardo deja claro en su declaración la importancia de este caso, “como un caso de crímenes de Estado, un caso emblemático. Hay que buscar la verdad y la justicia por respeto a los asesinados, a las víctimas, a la sociedad”.
El juez pregunta a la víctima si también ella quiere hablar. No está preparada pero sí dispuesta. Habla con palabras sinceras, claras. Habla de su deseo profundo de que encuentren la verdad; dice que está de acuerdo con el preacuerdo realizado con el acusado. Se dirige a él y le dice que recuerde que “él solamente cumplió ordenes, que los más culpables son los autores intelectuales, los que muchas veces quedan en la impunidad”. Y le recuerda que sería muy importante que el Estado le prestará protección para que no le ocurra nada por declarar como testigo. Encontrar esa verdad es lo importante para la justicia.
Fue un momento impresionante, de gran emoción. La madre, en su búsqueda por encontrar la verdad, se preocupó por la seguridad del asesino de su hijo.
Katharina Möbs-Pizarro
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[1] Human Rights Watch: Informe Mundial 2015, 23 de junio de 2015