Al subir la pequeña loma que llega al Parque Monumento de la Memoria en el municipio de Trujillo, uno siente rápidamente la energía potente de este lugar magnífico. Para mantener vivas a las víctimas de la masacre de Trujillo (1986 -1994) solicitaron, no una estatua, sino dos colinas del municipio y así, se construyó este Parque Monumento a la memoria que es el más grande de Colombia y muy probablemente, “el más grande de América Latina”, según nos comenta la hermana Maritze. Ya no sólo rinde homenaje a las víctimas de la masacre de Trujillo, sino también a las víctimas de diferentes masacres que han desgarrado Colombia desde La Guajira hasta el Putumayo.
Este sábado 17 de agosto por la mañana, diferentes organizaciones, estudiantes y sobrevivientes se reunieron tras la invitación de la Asociación de Familiares de Víctimas de la masacre de Trujillo (AFAVIT) para realizar una peregrinación de memoria y un acto simbólico para recordar al Padre Tiberio, que fue asesinado el 17 de abril 1990[1].
También esta peregrinación se haría en memoria de las personas defensoras de derechos Humanos y líderes y lideresas sociales asesinadas por su lucha en la defensa de la vida, de sus territorios y de la justicia social. Al llegar, nos encontramos con la Hermana Maritze y el Padre Javier Giraldo, que viene acompañando este proceso desde hace muchos años y siempre está presente para brindar homenajes a las víctimas del conflicto armado.
Ver la Galería de foto aquí. La Hermana Maritze transmite una energía enorme y positiva, con su sonrisa te abraza, agradece tu presencia y te cuenta las historias trágicas que recuerdan el pueblo de Trujillo, porque “seguiremos luchando por la justicia y por mantener la memoria”, nos dice. En la entrada al parque, se encuentra el edificio convertido en sala de reuniones, restaurante, capilla y museo de la memoria y es dentro de él donde se encontraban todas aquellas personas que viajaron desde diferentes ciudades para participar en la peregrinación. Fueron recibidas con un delicioso desayuno mientras podían recorrer la historia descrita, fotografiada y narrada en sus paredes y en las palabras de la hermana Maritze que nunca dejará de contar: “¡Miren!, aquí está nuestra línea de tiempo, desde que se crearon las 24 cooperativas gracias al impulso del Padre Tiberio para que el pueblo y el campesinado puediera organizarse y salir de la pobreza … ¡y las marchas campesinas de finales de los ochenta para reivindicar los derechos del campesinado![…]” y continúa con cierta tristeza: “[…] pero esto fue la sentencia de muerte del Padre Tiberio que fue luego señalado de guerrillero y luego desaparecido, torturado y asesinado”. Entre 1988 y 1994, 342 personas fueron asesinadas, torturadas o desaparecidas en el municipio de Trujillo, Bolívar y Riofrío (Valle del Cauca)[2]. Estos hechos fueron el resultado de alianzas entre mandos de la fuerza pública y paramilitares que actuaban en la zona con el fin de controlar el territorio y los intereses de las economías ilícitas. El caso fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado Colombiano por su responsabilidad en dicha masacre[3] y realizó un acto de reconocimiento en abril del 2016[4]. En los años que siguieron y a pesar del miedo, los familiares de las víctimas se organizaron y fundaron Afavit (1995) con el objetivo de reclamar justicia y reparación por los hechos. Desde entonces hasta la actualidad, las personas que forman parte de la asociación han sido constantemente amenazadas, atacadas y también asesinadas. Sin embargo, en los últimos meses de este año, ha ocurrido un hecho importante para sus miembros, la “nueva” captura de Henry Loaiza Ceballos, alias “El Alacrán”, que ha sido condenado a 30 años de cárcel por su responsabilidad en esta masacre. No sólo había reconocido sus actos, también había pedido perdón a las víctimas[5], pero volvió a delinquir en el sur del país[6]. Una de las personas presentes, nos comenta como esta noticia les ha dado un poco de tranquilidad, porque tras su liberación el año pasado y su vuelta la zona, también volvieron las tensiones, las amenazas, las profanaciones de tumbas en el parque de la memoria … y se generó una situación tan tensa y llena de amenazas que obligó a la Hermana Maritze a acogerse al programa de reubicación temporal de Madrid, España, durante este año 2019[7], del que volvió hace unos meses con esa energía tan suya para seguir con la lucha. A pesar del sufrimiento y de las amenazas, la Hermana y Afavit organizaron una vez más esta peregrinación nacional y con orgullo nos dice que ya es el vigésimo año que lo hacen y que no cesarán en contar la historia de Trujillo y del Padre Tiberio, “para que no se olvide nunca que en Trujillo, pobladores, campesinos y campesinas fueron torturados y asesinados por tratar de organizarse con el fin de salir de la pobreza, que agentes estatales estuvieron vinculados a estos hechos y que hoy en día siguen las amenazas y las intenciones de silenciarnos”, insiste contundentemente la Hermana. Justo al pie del edificio en la entrada, empezamos a caminar por “el Sendero de la Memoria”, en el que se encuentran las diferentes placas recordando las masacres que ocurrieron en Colombia, mientras se pronunciaban mensajes de memoria, de esperanza y reclamos de justicia. Luego los presentes se reunieron al final de este caminar, en el “Muro Internacional del Amor” donde se realizó un homenaje al Padre Tiberio, y su lucha por la justicia social y en contra de la corrupción. También se brindó un homenaje especial a las personas defensoras de derechos humanos, las personas lideresas y las personas que por sus pensamientos diferentes a los del Estado fueron asesinadas. “¡Resistir y nunca desistir!”, como lema de ese día y de las luchas. Con este evento, la Hermana Maritze cuenta que buscan resaltar la importancia de la memoria, de la enorme importancia de los momentos para juntarse y recordar, incluso a través del arte y así, transmitir esa memoria a los y las jóvenes. También querían hacer una llamada de atención sobre la situación actual, en la que los y las líderes del país están siendo asesinados por asumir los riesgos de la denuncia de las violaciones de derechos humanos en sus territorios, por defender sus territorios o por acompañar a víctimas en la búsqueda de justicia y de la verdad. Para que esas historias sean visibles y que Colombia se transforme y brille en la construcción de una sociedad en paz. Ver la galería de fotos.
Masacre de Trujillo
También esta peregrinación se haría en memoria de las personas defensoras de derechos Humanos y líderes y lideresas sociales asesinadas por su lucha en la defensa de la vida, de sus territorios y de la justicia social. Al llegar, nos encontramos con la Hermana Maritze y el Padre Javier Giraldo, que viene acompañando este proceso desde hace muchos años y siempre está presente para brindar homenajes a las víctimas del conflicto armado.
Ver la Galería de foto aquí. La Hermana Maritze transmite una energía enorme y positiva, con su sonrisa te abraza, agradece tu presencia y te cuenta las historias trágicas que recuerdan el pueblo de Trujillo, porque “seguiremos luchando por la justicia y por mantener la memoria”, nos dice. En la entrada al parque, se encuentra el edificio convertido en sala de reuniones, restaurante, capilla y museo de la memoria y es dentro de él donde se encontraban todas aquellas personas que viajaron desde diferentes ciudades para participar en la peregrinación. Fueron recibidas con un delicioso desayuno mientras podían recorrer la historia descrita, fotografiada y narrada en sus paredes y en las palabras de la hermana Maritze que nunca dejará de contar: “¡Miren!, aquí está nuestra línea de tiempo, desde que se crearon las 24 cooperativas gracias al impulso del Padre Tiberio para que el pueblo y el campesinado puediera organizarse y salir de la pobreza … ¡y las marchas campesinas de finales de los ochenta para reivindicar los derechos del campesinado![…]” y continúa con cierta tristeza: “[…] pero esto fue la sentencia de muerte del Padre Tiberio que fue luego señalado de guerrillero y luego desaparecido, torturado y asesinado”. Entre 1988 y 1994, 342 personas fueron asesinadas, torturadas o desaparecidas en el municipio de Trujillo, Bolívar y Riofrío (Valle del Cauca)[2]. Estos hechos fueron el resultado de alianzas entre mandos de la fuerza pública y paramilitares que actuaban en la zona con el fin de controlar el territorio y los intereses de las economías ilícitas. El caso fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado Colombiano por su responsabilidad en dicha masacre[3] y realizó un acto de reconocimiento en abril del 2016[4]. En los años que siguieron y a pesar del miedo, los familiares de las víctimas se organizaron y fundaron Afavit (1995) con el objetivo de reclamar justicia y reparación por los hechos. Desde entonces hasta la actualidad, las personas que forman parte de la asociación han sido constantemente amenazadas, atacadas y también asesinadas. Sin embargo, en los últimos meses de este año, ha ocurrido un hecho importante para sus miembros, la “nueva” captura de Henry Loaiza Ceballos, alias “El Alacrán”, que ha sido condenado a 30 años de cárcel por su responsabilidad en esta masacre. No sólo había reconocido sus actos, también había pedido perdón a las víctimas[5], pero volvió a delinquir en el sur del país[6]. Una de las personas presentes, nos comenta como esta noticia les ha dado un poco de tranquilidad, porque tras su liberación el año pasado y su vuelta la zona, también volvieron las tensiones, las amenazas, las profanaciones de tumbas en el parque de la memoria … y se generó una situación tan tensa y llena de amenazas que obligó a la Hermana Maritze a acogerse al programa de reubicación temporal de Madrid, España, durante este año 2019[7], del que volvió hace unos meses con esa energía tan suya para seguir con la lucha. A pesar del sufrimiento y de las amenazas, la Hermana y Afavit organizaron una vez más esta peregrinación nacional y con orgullo nos dice que ya es el vigésimo año que lo hacen y que no cesarán en contar la historia de Trujillo y del Padre Tiberio, “para que no se olvide nunca que en Trujillo, pobladores, campesinos y campesinas fueron torturados y asesinados por tratar de organizarse con el fin de salir de la pobreza, que agentes estatales estuvieron vinculados a estos hechos y que hoy en día siguen las amenazas y las intenciones de silenciarnos”, insiste contundentemente la Hermana. Justo al pie del edificio en la entrada, empezamos a caminar por “el Sendero de la Memoria”, en el que se encuentran las diferentes placas recordando las masacres que ocurrieron en Colombia, mientras se pronunciaban mensajes de memoria, de esperanza y reclamos de justicia. Luego los presentes se reunieron al final de este caminar, en el “Muro Internacional del Amor” donde se realizó un homenaje al Padre Tiberio, y su lucha por la justicia social y en contra de la corrupción. También se brindó un homenaje especial a las personas defensoras de derechos humanos, las personas lideresas y las personas que por sus pensamientos diferentes a los del Estado fueron asesinadas. “¡Resistir y nunca desistir!”, como lema de ese día y de las luchas. Con este evento, la Hermana Maritze cuenta que buscan resaltar la importancia de la memoria, de la enorme importancia de los momentos para juntarse y recordar, incluso a través del arte y así, transmitir esa memoria a los y las jóvenes. También querían hacer una llamada de atención sobre la situación actual, en la que los y las líderes del país están siendo asesinados por asumir los riesgos de la denuncia de las violaciones de derechos humanos en sus territorios, por defender sus territorios o por acompañar a víctimas en la búsqueda de justicia y de la verdad. Para que esas historias sean visibles y que Colombia se transforme y brille en la construcción de una sociedad en paz. Ver la galería de fotos.
Nathalie Bienfait y Barbará Orozco