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Guatemala: Mujeres, las grandes olvidadas

Guatemala: Mujeres, las grandes olvidadas

La tenencia de la tierra en Guatemala, caracterizada por fuertes desequilibrios, desigualdades e injusticias, ha sido y sigue siendo, un factor clave y no resuelto en la vida e historia de Guatemala. La lucha por la tierra fue uno de los principales desencadenantes del conflicto armado interno, y los Acuerdos de Paz de 1996 incluyeron la resolución del problema agrario entre sus puntos principales. Sin embargo, nunca se ha llegado a definir una política explícita que aborde el problema de la extrema concentración de la propiedad y reconozca la función social de la tierra. Tras décadas de políticas agrarias impulsadas por los sucesivos gobiernos (...) el acceso sigue siendo profundamente excluyente, sobre todo para las mujeres y las poblaciones indígenas[1]. Desde la invasión de los españoles, las mujeres han sido las grandes olvidadas en este asunto[2]. En los Acuerdos de Paz se incluye la necesidad de tomar en cuenta y erradicar la discriminación de las mujeres en el acceso a la tierra y a los créditos, pero en la práctica la distribución igualitaria de tierra sigue siendo un objetivo incumplido de dichos Acuerdos. Y aunque existe una Política Nacional de Género en Guatemala, en la que se dice garantizar el acceso de las mujeres a la propiedad, copropiedad, tenencia, uso y usufructo de la tierra, la desigualdad bajo criterios étnicos y de género persiste[3]. [caption id="attachment_10104" align="alignnone" width="1200"]1706 Rio Polochic 2 Pobladores de la comunidad Río Polochi 2 tienden sus campos de arroz comunitarios. En 2011, 629 familias de 14 comunidades fueron desalojadas violentamente en el Valle del Río Polochic por conflictos de tierra. En 2016, 67 de las familias desalojas lograron adquirir y legalizar un terreno en Panzos, Alta Verapaz. Hoy llevan un proyecto comunitario de arroz, hule, maíz, ganado y gallinas. Foto: James Rodríguez. La fotografía forma parte de la exposición “Vivir defendiendo derechos. 20 relatos gráficos por la defensa de los derechos humanos” realizada en Madrid en 2017[/caption]

El papel clave de las mujeres refugiadas

Las mujeres refugiadas jugaron un papel fundamental durante el conflicto armado interno. La organización Mamá Maquín, que ha dedicado sus esfuerzos a la lucha por los derechos de las mujeres a la tierra y a la participación, es un claro ejemplo. Fue fundada en 1990 por mujeres guatemaltecas refugiadas en México, quienes eligieron este nombre en memoria de la lideresa q'eqchi' Adelina Caal Maquín. Esta defensora fue asesinada, junto con otras muchas personas, en la masacre de Panzós, mientras encabezaba una marcha por el derecho a la tierra.  Fueron las mujeres refugiadas quienes acometieron una de las primeras discusiones sobre la propiedad de la tierra de las mujeres en Guatemala y por esto, son un punto de referencia central cuando se habla del tema[4]. El papel que las mujeres desempeñan en el sostenimiento de la economía familiar, y por tanto en la supervivencia de sus miembros, es incuestionable. Sin embargo, son muchos los obstáculos que les impiden participar activamente en el desarrollo rural y en la implementación de políticas agrarias que afectan directamente sus vidas y las de sus familias.

Las mujeres refugiadas jugaron un papel fundamental durante el conflicto armado interno.


El Fondo de Tierras, ¿programa estatal con enfoque de género?

Como respuesta a los compromisos de los Acuerdos de Paz en el tema agrario, se creó el Fondo de Tierras (Fontierras) en 1999. Éste es un mecanismo estatal que permite el acceso a la tierra a través del mercado (compraventa), proporcionando créditos para la compra de tierras a campesinos y campesinas. Pero en la práctica el trabajo ejecutado por Fontierras ha sido ampliamente criticado por parte de distintas organizaciones agrarias y sociales. Denuncian la poca calidad y el alto precio de las tierras que tuvieron que comprar las organizaciones campesinas, evidenciándose que muchos terratenientes aprovecharon para deshacerse de sus peores fincas vendiéndoselas a precios muy por encima de su valor. La baja calidad de muchas de las tierras y sobre todo la deficiente provisión de infraestructura y asistencia técnica, impidieron desarrollarlas productivamente y crearon un grave problema de endeudamiento. A esto se une la falta de implementación de acciones a favor de poblaciones en áreas rurales, que resulta en altas tasas de desnutrición sobre todo entre niñas y niños[5]: A pesar de sus evidentes fallos, Fontierras aparece como la única institución estatal que garantiza y reconoce a las mujeres el derecho a tener título de tierra en copropiedad. En el marco de su trabajo, se reflejan los esfuerzos realizados en cuestiones de género con la creación del Programa Especial de Arrendamiento de Tierras. Axel López, gerente general de Fontierras, comenta que el 58% de las personas beneficiarias del Programa de Arrendamiento han sido mujeres[6]. Este porcentaje evidencia que las mujeres que acceden a la tierra en Guatemala lo logran únicamente arrendando una parcela, pues el Programa de Arrendamiento no les permite ser propietarias[7]. Los requisitos para que puedan acceder a la propiedad son complicados, pues tal y como señala Axel López, tienen que tener cargas familiares y a las mujeres solteras o sin hijos no se les permite acceder, ni tampoco a las que tienen una profesión. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, calcula que en Guatemala el 80% de las mujeres indígenas tienen una relación estrecha con la tierra y con la actividad agrícola en general. Según la misma fuente, el 23,6% del total de tierras en fincas está en manos de indígenas, alrededor del 6,5% corresponde a fincas con jefatura femenina y casi 70% corresponde a fincas de hogares encabezados por varones no indígenas. El peso de tierras en fincas en manos indígenas es inferior a la mitad de su peso poblacional, en virtud de la historia de expropiación a la que la población ha estado sometida[8].

Obstáculos socioculturales

Según señala Ana Patricia Castillo Huertas, los pueblos indígenas han mantenido una relación diferente con la tierra, no sólo en un sentido filosófico, sino material. La tierra, y más ampliamente el territorio, es entendido como base para la reproducción comunitaria, donde están las raíces, la vida, el trabajo, la salud y la sabiduría y la cultura[9]. Para las mujeres rurales e indígenas existe un vínculo muy estrecho y especial con la tierra. Las mujeres entrevistadas resaltan el machismo como un obstáculo importante en el acceso de las mujeres a la tierra. Para María Corina Ramírez[10] la dificultad radica en que siempre existe el machismo en los hombres y lo que nos dicen es "ella es mujer y no pertenece a la tierra". Nos miran como un objeto y sólo nos utilizan en el sexo, para hacer los oficios domésticos, procrear hijos y no nos dan el valor que de verdad nos merecemos. Telma Iris Pérez Oloroso afirma que en muchas comunidades las mujeres tienen miedo, vergüenza de reclamar sus derechos. La mujer por ser mujer es de la casa, del oficio, tiene que lavar trastos y nunca se le da un espacio de participación y de educación. A pesar de la situación sí quedan espacios para el optimismo y la esperanza. Son varios los ejemplos. Axel López se refiere a la colaboración entre Fontierras y unas cincuenta organizaciones de mujeres de la Articulación Nacional Tejiendo Fuerzas para el Buen Vivir, que pretende incluir la perspectiva de las mujeres en el desarrollo de programas para facilitar su acceso a la tierra. Además, dentro de algunas organizaciones campesinas se trabaja en la capacitación de las mujeres y se obtienen resultados como los que señala Telma Iris Pérez Oloroso: las mujeres no tenemos un pedazo de tierra, pero en esta lucha estamos, algunas lo han recuperado y están trabajando su parcela en diversificar, para alimentarse, alimentar a su familia y a su comunidad.
PBI Guatemala

Notas de pie:
[1] Recmuric: Tierra para nosotras. Propuestas políticas de las mujeres rurales centroamericanas para el acceso a la tierra. Guatemala, El Salvador y Nicaragua, 2015 [2] Entrevista a Telma Iris Pérez Oloroso, 5 de mayo de 2016 [3] Política Nacional de Promoción y Desarrollo Integral de las Mujeres y Plan de Equidad de Oportunidades 2002-2023, p. 31, Guatemala, 2009. [4] Fian Internacional: R:09 Mujeres toman el poder de la tierra: Acceso a la tierra como una estrategia de empoderamiento de mujeres indígenas en Guatemala. Alemania, 2007 [5] Castillo, A.: Unicef: Guatemala ocupa el quinto lugar de desnutrición a nivel mundial, La Hora. Guatemala, 28 de noviembre 2014 [6] Entrevista a Axel López, el 26 de mayo de 2016 [7] Óp. Cit., Fian [8] Pnud: Informe Nacional de Desarrollo Humano 2002. Desarrollo Humano, Mujeres y Salud, Guatemala [9] Castillo Huertas, A.P.: Las mujeres y la tierra en Guatemala: entre el colonialismo y el mercado neoliberal. Editorial Serviprensa, Guatemala, 2015 [10] Entrevista a María Corina Ramírez, 5 de mayo de 2016
*Foto de portada: James Rodríguez
La fotografía forma parte de la exposición “Vivir defendiendo derechos. 20 relatos gráficos por la defensa de los derechos humanos” realizada en Madrid en 2017