Debajo de toneladas de escombros, yacen los cuerpos de cientos personas desaparecidas entre 1999 y 2003 en la Comuna 13 de Medellín. Los militares y paramilitares responsables por las muertes de estos civiles, botaron los cuerpos como si fueran desechos, en un basurero de escombros. Durante años siguieron llevando desechos de construcción, escombros y arena al sitio, enterrando la verdad sobre lo que había sucedido.
En 2012, PBI publicó un video sobre la Operación Orión y la lucha de las madres de las personas desaparecidas y las organizaciones que les acompañan.
Ahora, 3 años después de este reportaje, los familiares y sus acompañantes lograron lo imposible: el Estado accedió a iniciar el trabajo de excavación en el sector de la Arenera de La Escombrera, la fosa común urbana más grande del mundo, (dixit la Fiscalía). Así empieza la búsqueda de entre 90 y 300 personas[1] enterradas allí, en medio de 24.000 metros cúbicos de escombros. Posteriormente, se harán excavaciones en dos puntos más.
PBI estuvo, el pasado 27 de julio en el evento simbólico que inauguró formalmente el inicio de un proceso de excavación, acompañando a la Corporación Jurídica y Libertad, organización que acompaña a las Madres Caminando por la Verdad.
El tema de la desaparición forzada y el proceso de paz
El tema de la desaparición forzada también es un tema clave para las víctimas en el proceso de paz. En julio, en un informe conjunto, las partes en la Mesa de Negociaciones en La Habana, el Gobierno colombiano y las Farc, publicaron el anuncio de la creación de una Comisión de la Verdad, Reconciliación y Esclarecimiento.
Las organizaciones de víctimas han insistido en la necesidad de crear un mecanismo complementario, una comisión especial para la búsqueda de personas desaparecidas. Al cierre del ciclo 40 de negociaciones en La Habana, las Farc insistieron, en una rueda de prensa, en la necesidad de pactar compromisos de búsqueda de personas desaparecidas[2].
El caso mencionado de La Escombrera, puede ser fundamental para sentar precedente. Es un caso ejemplar que demuestra como la lucha incansable de las organizaciones de derechos humanos y de víctimas puede mover hasta montañas. Será un ejemplo para los otros miles pendientes.
PBI sigue convencido de la importancia de acompañar a las organizaciones de víctimas como organizaciones que hacen propuestas válidas a la mesa de negociaciones. Son ellas que tienen y tendrán un papel fundamental en el proceso de paz y el postconflico, por las propuestas que aportan, por los importantes precedentes que crean como el caso de La Escombrera y por el monitoreo que harán en el postacuerdo, con la implementación de lo acordado en temas de justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición.
Hendrine Rotthier