La seguridad digital es, cada día más, un ámbito importante de la protección integral. Desde PBI podemos observar como cada año aumentan los incidentes de seguridad digital y, de la mano, como también aumentan las preocupaciones de las personas defensoras de derechos humanos en cuanto a su autoprotección informática.
La preocupación de las personas defensoras en Colombia no nace de la nada y no se puede calificar de poca importancia. Cada cierto tiempo aparecen escándalos de abuso de los aparatos de vigilancia del Estado, como fue, por ejemplo, en el caso de Laura Sarabia y Armando Benedetti en donde la exjefa de Gabinete, Laura Sarabia, y el exembajador en Venezuela, Armando Benedetti, resultaron protagonistas de un enredado caso de interceptaciones telefónicas que terminaron con el despido de ambos de sus respectivos cargos. Otras veces son precisamente los Estados que sufren un cyberataque poniendo en riesgo millones de datos de los ciudadanos.
Y es que, efectivamente, frente a amenazas digitales de esta relevancia, es muy complicado que las personas defensoras y las organizaciones de derechos humanos puedan protegerse. Debemos siempre recordarnos el mantra: “no existe la seguridad digital al 100%”. Pero también es cierto que corre un gran miedo colectivo sobre las amenazas digitales, que, en la mayoría de los casos, cuando son analizadas por personas expertas resultan falsas alarmas. Y es que, precisamente, el uso del miedo y la incertidumbre dada por la falta de información y conocimiento es una de las principales tácticas usadas para bloquear, despistar y someter.
Desde PBI Colombia consideramos que lo más importante de la seguridad no es el software que usemos, los dispositivos que tengamos o la plata que podamos gastar en sistemas de cyberseguridad. Lo más importante son nuestras prácticas rutinarias de seguridad digital. La mayoría de los colectivos especializados coinciden en que las fallas de la seguridad digital suelen producirse por errores de la persona usuaria y que éstas pueden ser minimizadas o mitigadas a través de promover un conjunto de buenas prácticas. Éstas buenas prácticas pueden incorporarse poco a poco, según las necesidades identificadas por las propias usuarias y organizaciones. Al principio estas rutinas pueden resultar pesadas, pero a medida que vamos ejercitándonos cada día nos resultarán más fáciles y gratificantes.
Es que, en un país donde, cada año, el asesinato de personas defensoras de derechos humanos sigue siendo una constante, todo mecanismo de protección que se pueda implementar es importante y merece nuestro tiempo y energía.
Nosotras, como organización de protección integral, creemos que la formación es el primer paso para crear usuarias y organizaciones conscientes, que tengan buenas prácticas en la protección de su información y dispositivos. Las formaciones sirven para asentar conocimientos básicos sobre las aplicaciones y tecnologías que usamos cada día y desmitificar falsas noticias que corren entre las personas defensoras. Promover la autonomía digital de los individuos y organizaciones, para que sean ellas mismas quiénes decidan en base a su experiencia, cuáles son las prácticas que deben llevar a cabo, es la mejor manera para romper con la brecha digital.
Queremos dar a conocer herramientas más seguras y respetuosas con nuestra privacidad como usuarias. Puede ser que Whatsapp y Signal tengan el mismo mecanismo de cifrado de extremo a extremo, pero los términos y condiciones de uso no son los mismos. Mientras que Signal procura recopilar y almacenar la menor cantidad de información privada de sus usuarios, Whatsapp capitaliza la información de los clientes como mercancía con la que genera beneficios económicos, a través de la venta de su información privada o el uso de sus datos en proyectos propios o de terceras empresas.
Sin embargo, la realidad es que muchas veces somos nosotras, las usuarias, las que entregamos nuestra información personal sin medir las consecuencias. La información personal puede llegar a ser terriblemente sensible y servir con el propósito de engañar, extorsionar, amenazar o incluso dañar. Esto es aplicable a cualquier sector de la población, pero especialmente peligroso para las personas defensoras que denuncian en los territorios colombianos. Conocer y ajustar las opciones de seguridad y privacidad de nuestras redes sociales y otros servicios en línea es una de las prácticas más importantes. Debemos restringir al máximo la información personal que está pública, al alcance de cualquier persona, en la red. Como dijo Hobbes en el famoso manifiesto ‘El Leviatan’ «quien tiene la información, tiene el poder». Ya bastante información estamos obligadas a entregar a los Estados y las empresas como para también ofrecerla voluntariamente a cualquiera con acceso a internet.
[caption id="attachment_15632" align="alignnone" width="1200"] Taller de PBI Colombia en Seguridad Digital con Cahucopana[/caption]A día de hoy millones de personas en todo el mundo utilizan las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) para comunicarse en su día a día o para dar a conocer la realidad de sus territorios denunciando las violaciones de derechos humanos. Pero la mayoría de las veces hacemos uso de estas tecnologías sin ni siquiera preguntarnos ¿cómo funcionan realmente? ¿quiénes las controlan? ¿cómo se financian? La alfabetización digital desde la crítica es imprescindible si queremos que tanto nosotras, como la sociedad de la que hacemos parte, sea más consciente y tome decisiones más autónomas y libres sobre el uso que hacen de la tecnología. El derecho a la privacidad en internet, la autonomía y la seguridad digital debe estar al alcance de todas. Por todo esto es muy necesaria la labor de las organizaciones especializadas en la seguridad y derechos digitales, entre las cuales se encuentran la Fundación Karisma y la Fundación Colnodo, en Colombia. Desde PBI, a través de nuestro trabajo, queremos contribuir en promover la seguridad digital como parte de la protección integral de las personas que tanto hacen por la defensa de los derechos humanos en Colombia.
Queremos cerrar con este importante concepto compartido por el Colectivo Sursiendo de México en su actual campaña #Tecnoafecciones. Porque si queremos un mundo donde quepan muchos mundos también debemos pelear por una tecnología más justa, más libre y accesible para todas las personas y comunidades.
“En un contexto donde el conocimiento, la reflexión tecnológica y la propia tecnología han sido pensadas y construidas desde marcos racionalistas, occidentales, masculinos y blancos es urgente revincularnos con las tecnologías desde los afectos, los cuidados y los valores que sostienen para crear otros futuros posibles, futuros que sean dignos y tecnodiversos.”
PBI Colombia