Hasta el día de hoy, Lucy Martínez se asombra porque le dieron la oportunidad de vincularse a la Corporación Acción Humanitaria para la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (Cahucopana). Es una de las pocas mujeres que ha logrado lo que se ha propuesto, sin haber terminado sus estudios de bachillerato. “Nunca pensé que iba llegar tan lejos”, exclama satisfecha. Pero realmente es algo que Lucy ganó con trabajo duro y persistencia. Lucy apenas tiene 35 años y desde los 17 ha trabajado en el campo social, inicialmente como secretaria y tesorera para las Juntas de Acción Comunal.
[caption id="attachment_12378" align="alignnone" width="1200"] Lucy Martínez (camisa negra) junto con una compañera de Cahucopana y miembros de PBI. Foto: Bianca Bauer[/caption]
Lucy admira a los fundadores de 1400quienes hace 16 años comenzaron “con las uñas para levantar la organización” que ha trabajado en pro de la defensa y promoción de los derechos humanos y hoy día tiene muchísimo reconocimiento en el Nordeste antioqueño. Cahucopana ha logrado generar espacios de reflexión dentro de las comunidades campesinas y mineras, apoyar la reconstrucción de memoria histórica y la reparación de víctimas del conflicto armado.
“La zozobra y el miedo son más latentes ahora”
Cahucopana comenzó su labor en medio de la peor crisis humanitaria en la región provocada por continuos combates y bloqueos impuestos por los actores armados, legales e ilegales, que impidieron el ingreso de alimentos y de medicamentos. Luego de la firma de los acuerdos de paz en 2016 la población campesina del Nordeste antioqueño tuvo grandes esperanzas para una paz sostenible. Pero la realidad ha sido otra y el optimismo ha desaparecido. “Los análisis de contexto siguen de mal en peor”, sostiene Lucy y relata cómo se han fortalecido un sinnúmero de grupos neoparamilitares y el ELN, grupos que “han copado todo lo que operaba antes las FARC”.Aprender a no callar
Mujeres como Lucy han enriquecido el trabajo de la organización, a pesar del machismo arraigado en esta región. La vida para las mujeres es difícil en el Nordeste antioqueño. Viven en veredas alejadas de todo, apenas hay trochas y, en invierno, se reducen las opciones para desplazarse de un lugar a otro. “El miedo siempre nos está atacando a la puerta de las casas”, cuenta la lideresa. Lucy aprendió a no callar y esta actitud quiere inculcar también en las demás mujeres. [caption id="attachment_12375" align="alignnone" width="1200"] La vida para las mujeres es difícil en el Nordeste antioqueño. Foto: Bianca Bauer[/caption] “Sacar a flote a nuevas lideresas” es su gran objetivo compartido con Cahucopana que lleva siete años trabajando con mujeres campesinas del Nordeste antioqueño. Crearon una escuela de género y participar en ella “ha sido el trabajo más bonito que he podido realizar”, comenta Lucy con orgullo y amplia sonrisa. Cada mes hay reuniones en distintas veredas donde hablan sobre la sororidad, derechos humanos, la economía campesina, la autosostenibilidad y el rol de las mujeres. [caption id="attachment_12376" align="alignnone" width="1200"] “Sacar a flote a nuevas lideresas” es su gran objetivo compartido con Cahucopana que lleva siete años trabajando con mujeres campesinas del Nordeste antioqueño. Foto: Bianca Bauer[/caption] Actualmente están en tiempos de lluvia y recorrer las trochas es difícil y agotador. “Últimamente llueve todos los días. La semana pasada me tocó caminar seis horas al taller que dictaba y el agua me llegó hasta la cintura”, cuenta Lucy. Es agotador, pero “vale la pena”. También Lucy ha cambiado. “He crecido y me he fortalecido como mujer. Me tocó duro al principio desaprender”, reconoce. Sus cuatro hijos son los beneficiarios del crecimiento de Lucy. Ellos aprendieron a soñar grande; el más pequeño quiere ser cirujano, la mayor quiere estudiar trabajo social.“He crecido y me he fortalecido como mujer. Me tocó duro al principio desaprender”.
Lucy Martínez
[caption id="attachment_12387" align="alignnone" width="1040"] Lucy Martínez, autoretrato[/caption]Grandes cambios con la llegada del internet
La pandemia fue algo difícil inicialmente pero rápidamente conformaron comités anti-covid en los pueblos y establecieron reglas para evitar contagios. Gracias a estas iniciativas ha habido relativamente pocos contagios en las veredas, reporta Lucy. Desde hace dos meses muchos pueblos cuentan con internet, algo jamás visto en esta región lejana y apartada donde era difícil hasta llamar por teléfono por falta de cobertura móvil en muchas zonas rurales. Ya crearon grupos de whatsapp, lugar de preferencia hoy día para organizar los trabajos entre ellas y hablar sobre la actualidad en el territorio. El internet ha fortalecido el trabajo de las mujeres en el territorio. La necesidad de seguir fortaleciendo la participación de las mujeres en el liderazgo social y en los espacios colectivos de tomas de decisiones es indispensable para la construcción de una paz duradera y estable y de una sociedad más justa. Gracias a mujeres valientes como Lucy, la lucha por la paz y la dignidad continúa. [caption id="attachment_12380" align="alignnone" width="1200"] La necesidad de seguir fortaleciendo la participación de las mujeres en el liderazgo social y en los espacios colectivos de tomas de decisiones es indispensable para la construcción de una paz duradera y estable y de una sociedad más justa. Foto: Bianca Bauer[/caption]El Nordeste antioqueño está ubicado sobre el margen oriental de la Cordillera Central y al suroeste de la serranía de San Lucas en el departamento de Antioquia, la zona es extremadamente rica en producción minera y maderera. Pese a todas estas riquezas, las comunidades que habitan la zona viven en situación de pobreza y marginalidad. Abandonados por el gobierno, carecen de servicios básicos como agua, electricidad, salud y educación.
Bianca Bauer