"Las mujeres somos diversas y hoy nos encontramos en esa diversidad" dijimos nada más empezar el Encuentro de Mujeres Defensoras organizado por PBI Colombia que tuvo lugar en La Vega del 24 al 27 de febrero. Las mujeres colombianas, desde sus ancestralidades indígenas, afrodescendientes y mestizas en resistencia, nos han enseñado algo fundamental en el trabajo de protección: también es necesario proteger el espíritu, el sentido, lo más profundo que nos conforma.
Esta protección no es tan visible como las vallas o los carros blindados, pero sostiene los procesos como lo hacen las raíces de los árboles. Y es que ya son muchas las científicas que hablan de la importancia de las raíces en los bosques primarios, de cómo se enredan unas con otras en una gran comunidad que acompaña, bajo tierra, los bosques.
Nos han mostrado cómo estas raíces, gracias también a la micorriza, trasmiten información que permiten mantener el bosque sano, favoreciendo el crecimiento de los árboles más pequeños y de los más enfermos. Si bien desde la mirada occidental hace aún mucha falta un cambio de paradigma en esta dirección, comprendiendo el vínculo humano con la naturaleza (la naturaleza que llevamos por dentro y nos cuida por fuera), estos discursos solo reafirman lo que las mujeres y pueblos indígenas y afrocolombianos hace rato están diciendo: hay más allá de lo que ven nuestros ojos.
[caption id="attachment_13678" align="alignnone" width="1920"] Lucy Martínez (CAHUCOPANA) y Silvia Anaya(CCALCP)[/caption]Proteger las raíces es proteger aquello que permanece invisible, pero nos sostiene. Sostienen el tronco, mantienen la tierra firme y sostienen el bosque cuando se quema. "Si se quema el bosque, dejalo quemar, que la misma cepa vuelve a retoñar", dice la canción. Y esto nos pasa también con la protección, unas raíces fuertes y colectivas son parte de la protección que nos tenemos que dar como personas, comunidades y organizaciones.
[caption id="attachment_13675" align="alignnone" width="1920"] Ninfa Cruz (COSPACC) y Silvia Garzón (Comunidad de Paz)[/caption]Hay muchos lugares desde donde proteger el sentido, dependiendo de nuestra visión del mundo y cultura, dependiendo de nuestra historia. Desde PBI Colombia, tras muchos espacios compartidos con lideresas, defensoras y organizaciones, hemos identificado la importancia de volver a preguntarnos ¿qué es lo que nos mantiene unidas a lo que hacemos? ¿cuáles son nuestros valores? ¿qué me conecta con la vida, la defensa de derechos, el territorio?
La violencia sociopolítica, así como los momentos de transformación brusca e inesperada como la pandemia, puede hacernos perder el horizonte de hacia donde vamos y el horizonte de donde venimos, colocándonos en un estado de urgencia, de reacción ante los acontecimientos que, con el tiempo, puede hacernos perder el sentido profundo de lo que hacemos y de nuestra conexión con la vida.
[caption id="attachment_13686" align="alignnone" width="720"] Alejandra Garzón (Dh Colombia)[/caption]Queremos destacar tres caminos para proteger el sentido que estamos identificando como poderosos, necesarios e inspiradores
En primer lugar, el encuentro entre generaciones dónde dialogar sobre cómo entendemos los valores que nos forman como comunidad u organización y lo que nos vincula con la defensa de derechos humanos; en segundo lugar, el espacio y reivindicación de la cultura propia, con los símbolos, rituales, cantos, lenguajes o educación que la constituyen y, en tercer lugar, la construcción colectiva y creativa de memoria.
[caption id="attachment_13676" align="alignnone" width="1920"] Uberly Guerra (Comunidad de Paz) y Fulvia Angulo (MOVICE)[/caption]Esta dimensión a veces invisible de la protección es fundamental, y hay que cuidarla como a todas las demás, aunque esté bajo tierra. Y por eso, hoy a 8 de marzo, día internacional por los derechos de las mujeres trabajadoras y niñas, nos volvemos a preguntar ¿por qué, tras 27 años en Colombia, seguimos acompañando?
Quizá porque, como dice el significado etimológico de espíritu, nos ayuda a respirar, porque nos da aire caminar construyendo entornos de solidaridad, paz y amistad. Y respirar en colectivo, con otras mujeres, nos permite reconocernos en las otras, fortalecer la red invisible que somos, construyendo entornos seguros desde la vulnerabilidad y la interdependencia. Hoy, 8 de marzo, no nos queremos olvidar de todos los aportes que día a día hacen las mujeres lideresas y defensoras para entender la protección de manera integral, para entender que protección y cuidado siempre van de la mano. Un agradecimiento muy especial a todas las mujeres, lideresas, defensoras de derechos humanos que nos inspiran cada día.
PBI Colombia