Desde el casco urbano de Remedios, municipio del Nordeste antioqueño, nos subimos a una chiva comunitaria - este bus colorido tan emblemático del campo colombiano que sigue siendo uno de los medios de transporte más utilizado – y empezamos un viaje de varias horas por una trocha que tiene suficientes piedras para causar dolores de cabeza o choques con el techo si el chófer conduce demasiado rápido. Viajamos con los miembros de Cahucopana, la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño[1] ,a quienes PBI acompaña desde 2013. A finales de Julio de 2018 nos fuimos para acompañarles durante la inauguración oficial de las “casas de refugio humanitario de paso”, específicamente a la Granja de Aprendizaje y Refugio Humanitario, ubicada en la vereda Camelias II.
Afortunadamente, después de un viaje largo y arduo, se olvida rápidamente el dolor y el cansancio con la belleza de los montes verdes, la tierra roja y la tranquilidad de la naturaleza por estar lejos del ruido de las ciudades – excepto las cantinas con su música en alto volumen. En las noches uno se pone en modo filosófico y soñador por las luces de las estrellas y la magia de las luciérnagas rondando la granja. Se entiende muy fácilmente el amor por estas tierras y por su gente cariñosa. El amor es ciego – esto he sentido subiendo a las partes montañosas del Nordeste de Antioquia. El ojo extranjero no percibe fácilmente el contexto social y violento, por eso es imprescindible de ser todo oídos y regalar la atención a las campesinas y campesinos que cuentan su vida bajo el control social de grupos armados y la fuerza publica[2]. Son cuentos de luchas, pérdidas, despojo, retorno y el desafió de seguir con la no-violencia en un ámbito tan violento.
Doña Fanny García, por ejemplo, es una de las fundadoras de Cahucopana y fue la primera presidenta de la organización. Actualmente hace parte del comité de mujeres en su vereda. Para ella, el colectivo es un pillar importante y está orgullosa de que se fortalezca con jóvenes que siguen con la labor de defender los derechos humanos en lo rural. Doña Fanny nos dice con una voz bajita : “ojala mi compromiso con los derechos humanos haya podido servir de ejemplo para el mayor número posible de personas”. Mientras estábamos charlando con ella y nos contaba cómo se habían organizado las primeras misiones humanitarias en la zona (trayendo ropa, medicina, alimentos…) así como se construyeron los primeros apoyos internacionales que recibió la zona y Cahucopana, notamos cierta tristeza por lo que está pasando en su región en la actualidad. La población está sufriendo nuevamente episodios de violencia y Fanny recuerda lo que ha vivido y querría no volver a vivir nunca más.
[caption id="attachment_10438" align="alignnone" width="1200"] Doña Fanny García, miembra fundadora de Cahucopana[/caption]
Cahucopana viene trabajando desde años en pro de los derechos humanos. Rodeado de violencia, el colectivo busca soluciones sostenibles para la permanencia en el territorio, como son por ejemplo las casas humanitarias, que son una herramienta colectiva durante los momentos difíciles. Y momentos así ya han vivido muchos en los años del conflicto colombiano, pero últimamente las amenazas y asesinatos de campesinos y campesinas han aumentado, dejando confusión y fomentado el temor en las comunidades rurales aisladas. En cinco meses fueron asesinados seis personas por hombres encapuchados.[3] El pasado 14 de junio, la Defensoría del Pueblo emitió la Alerta Temprana número 052 de 2018 que llama la atención sobre la crisis humanitaria vivida en la región a causa de la disputa territorial entre los grupos armados[4]. La salida de la guerrilla FARC-EP que ejerció el control en estas montañas ha dejado un vació que rápidamente fue llenado por otros grupos. La región cuenta con riquezas minerales y naturales que atraen la atención de grupos armados ilegales, multinacionales, terratenientes y empresarios[5].
Las disputas trajeron nuevas dinámicas violentas a una zona que históricamente sufrió por la ausencia del estado y una fuerte presencia de la insurgencia[6]. Por estos cambios y sin recibir mucho apoyo civil del estado colombiano, Cahucopana creó alternativas para la protección de las comunidades campesinas. Una de ellas son las casas de refugio, que aún no cuentan con el reconocimiento oficial del estado.
[caption id="attachment_10440" align="alignnone" width="1200"] Taller sobre rutas de protección y auto-protección[/caption]
Hasta el momento existen tres casas en la zona rural del municipio de Remedios, donde la comunidad campesina puede buscar refugio frente a riesgos inminentes y asesoría en derechos humanos: la casa de refugio en la vereda Lejanías, la casa de la memoria, la vida y refugio humanitario de paso del corregimiento de Carrizal y otra en Camelias dos.[7] El equipo de Cahucopana también diseñó folletos “Casas de Refugio Humanitario de Paso” que permiten informar a las comunidades sobre el funcionamiento de aquellas y otros acciones humanitarias de la Corporación. Estas casas se basan bajo el derecho internacional humanitario y los derechos humanos como espacios humanitarios protegidos. El folleto informa al lector que “las personas que se refugien allí residirán bajo las normas de convivencia de las casas mientras se dan las garantías para el retorno a sus viviendas y el riesgo disminuye, o se define otras acciones para su situación de seguridad.”
“Pero son solamente de paso, porque las casas no tienen la capacidad de hospedar todas las comunidades en una crisis humanitaria”, me explica Cristina Lozano de la Corporación. Estas casas son para individuos y familias en situaciones críticas, pero si toda la vereda estaría afectada tocaría desplazarse hasta el casco urbano más cercano. El desplazamiento no es la solución preferida y por eso trabajan en acciones de derechos humanos para que las comunidades puedan permanecer en su territorio. Por ejemplo, asesoran a las comunidades en sus derechos y buscan el diálogo y la interlocución con los actores para proteger la vida de las personas. También denuncian y organizan misiones de verificación para que las autoridades y la comunidad internacional reciban las informaciones correctas de lo que realmente está ocurriendo en el territorio.
El próximo paso para Cahucopana es la inauguración de la casa de memoria en Carrizal donde muestran el recorrido histórico de la Corporación y su línea de trabajo de memoria y víctimas.
Yvonne Furrer