Es una necesidad que Colombia no olvide en materia de desaparición forzada.
Las cifras que revelan las estadísticas oficiales, no son congruentes entre todas ellas, aún así todas muestran que estamos frente a una práctica que ha sido masiva y sistemática, y que permanece casi bajo absoluta y total impunidad.
Lo que persiste en el familiar de un desaparecido es la incertidumbre de no saber qué pasó con su ser querido, de mantener la esperanza de volverle a ver algún día o tener alguna noticia sobre su paradero. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que la desaparición forzada es de los crímenes más abominables en tanto viola múltiples derechos, pero en dónde además de la víctima, los familiares también son sometidos a prácticas de tortura.
En el tema de desaparición forzada, lo más grave es lo que ha hecho la Corte Suprema de Justicia de Colombia recientemente, al decidir sobre Luis Alfonso Plazas Vega, por los hechos del caso del Palacio de Justicia, en el que exigió que debía contarse con prueba directa de la participación en los crímenes. Lo que la Corte Suprema de Colombia ha hecho es ponerle un muro de impunidad a la desaparición forzada y con ello favorecer a los victimarios, que en su gran mayoría son agentes estatales o paramilitares que actuaban con el apoyo de estos agentes estatales.
Jorge Molano, abogado