Salimos de Apartadó hacia Belén de Bajirá, municipio que desde hace varios meses está presente en los medios de comunicación. Se lo están disputando los departamentos de Chocó y Antioquia por todas las riquezas minerales que se encuentran en la zona y la presencia de grandes empresas de explotación de bananos y de aceite de palma[1]. Esperamos un chivero que después de media hora por fin llega y nos lleva al centro de acopio de Pedeguita y Mancilla donde empezamos nuestra caminata hacia la Zona de Biodiversidad Mi Tierra. Por suerte no había llovido mucho estos últimos días y el terreno estaba seco.
A lado del camino hay un cable transportador para traer los racimos de bananos al centro de acopio (lo bautizamos “bananoferico”), que es utilizado también por los jóvenes para desplazarse de manera más rápida y lúdica. El camino pasa por unos campos, y después por unas plantaciones de plátanos. Por el conflicto y la violencia, muchas familias tuvieron que desplazarse del territorio debido a la presión de los paramilitares, pero algunas ya regresaron para cultivar sus tierras[2]. Sin embargo, la lucha por sus tierras aún no se ha acabado. Numerosas plantaciones del territorio colectivo Pedeguita y Mancilla están ocupadas por “parceleros”, campesinos que vienen de otras zonas y a quienes el Consejo Comunitario de Pedeguita y Mancilla les entregó unas tierras para cultivar, por ejemplo, bananos. Esta explotación hace parte de un acuerdo entre el representante legal del Consejo Comunitario y la empresa Agromar sobre el usufructo de una parte del territorio colectivo. Pero este acuerdo se firmó sin consultar previamente a los pobladores ancestrales de la zona[3].
En Pedeguita y Mancilla, los pobladores ancestrales de estas tierras temen perderlo todo. El proceso de la restitución de tierras se está demorando años y cada vez más parceleros entran en el territorio. Por ello, algunos de estos pobladores declararon sus territorios como zonas de biodiversidad. Con este mecanismo de protección de su hábitat, basado en derechos y acuerdos internacionales, buscan no solo recrear su espacio de vida, sino también proteger la biodiversidad en sus territorios[4]. En nuestro camino hacia la Zona de Biodiversidad Mi Tierra, los monocultivos de bananos nos acompañan hasta una cerca que demarca la zona de biodiversidad. La cerca es uno de los intentos para evitar el avance de los monocultivos y las talas de bosques dentro de las zonas de biodiversidad.
[caption id="attachment_8387" align="alignnone" width="1200"] Grandes extensiones de tierra están sembrado con cultivos de plátano.[/caption]
Después de una hora bajo el sol, entramos en la Zona de Biodiversidad donde nos acogieron y nos brindaron agua y un banquito para descansar. La familia nos contó cómo regresaron a sus tierras en 2012. Tienen cincuenta hectáreas de tierras, con áreas de cultivos para su propia alimentación y bosques que, a través del mecanismo de Zona de Biodiversidad, buscan proteger. Cerca de la finca, los terrenos baldíos que existían antes ahora están sembrados de plátanos, bananos y maíz, por parceleros que trabajan para las empresas. La familia puso un alambre para que los ocupantes no cultiven en su territorio.
Después de un descanso, con miembros de diferentes comunidades hicimos un recorrido a través de lo que fue, apenas hace unos días, un lindo bosque donde crecía una diversidad de árboles que ofrecían a la población frutos, frescura, humedad, aire y que la comunidad cuidaba como área de preservación para sus hijos y las generaciones siguientes[5]. Caminando un rato llegamos a un paisaje de desolación plagado de árboles tumbados y cenizas donde no queda ni un solo arbusto vivo. La deforestación es impresionante. Hace un calor tremendo, el sol de las dos de la tarde nos cae encima y nos deja pasmados, sofocándonos por falta de aire. Para poder seguir adelante hay que subirse sobre grandes troncos, andar en equilibro encima de ellos, caminar entre raíces y ramas.
[caption id="attachment_8383" align="alignnone" width="1280"] Foto: cortesía de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz[/caption]
Seguimos el camino, atravesando este antiguo bosque que ahora nos parece un campo de batalla. De repente, una persona del grupo nos avisa: ¡cuidado! ¡cuidado! Mira aquí, un pequeño montículo de tierra recién movida. ¿que es? Nadie lo sabe. Nos dijeron que hasta ahora no había habido ninguna mina antipersonal pero no se sabe...se sentía nerviosismo. Pasamos todos con mucha precaución al lado y seguimos caminando. El calor tremendo nos deja a todos la boca seca, nos agota, ni un soplo de viento, de aire, el sol calienta fuerte!
[caption id="attachment_8376" align="alignnone" width="1200"] Isaline Merle[/caption]
Después de una hora y media de caminata en la que observamos la destrucción hecha por el hombre nos acercamos otra vez al bosque. El soplo del aire llega de repente, una frescura que alivia, sentados allí en la sombra no queremos movernos, pensamos en esta maravilla que son estos árboles que nos regalan su sombra, su frescura, su humedad… sus frutos, y pensamos que sería lindo llevar a unos niños y jóvenes para hacerles pasear en este calor de pleno día, y de repente sentir la frescura del bosque como lo habíamos sentido nosotros en todo nuestro cuerpo.
Salimos caminando otra vez en pleno sol, pero a la orilla del bosque ya el sol no pega tan duro. Vimos a un trabajador cortando un árbol con su motosierra. Pasamos. Unos hombres de las comunidades intercambian unas palabras con el señor. A unos metros, unas pilas de tablas de madera ya preparadas para salir y ser vendidas… ¿Cuantos árboles? ¿Cuántas hectáreas destruidas? ¡Unas 30[6]! ¿Cuántas fuentes de agua desaparecidas?
Seguimos nuestro regreso a la finca donde las mujeres de la casa nos esperan con una gran sonrisa y una deliciosa comida con gallina, banano, yuca y arroz, preparada en su fogón de madera. ¿Algún día el sueño de estas familias de vivir en paz en sus tierras se realizará?
[caption id="attachment_8391" align="alignnone" width="1200"] Javier de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz que acompaña y asesora a los reclamantes de tierra junto con Isaline[/caption]
Isaline Merle