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Recuerdos de guerra, apuestas de paz

Recuerdos de guerra, apuestas de paz

15 años de las operaciones militares 'Génesis' y 'Septiembre Negro' en el Bajo Atrato,  Colombia Cuarta caminata ecológica y ecuménica en Curbaradó y Jiguamiandó, Chocó, Colombia El desplazamiento forzado masivo en las cuencas de los ríos Curbaradó y Jiguamiandó sucedió hace 15 años, pero los recuerdos de guerra no se han desvanecido. Estoy caminando al lado de María Ligia, matriarca de la comunidad y una de las Resistentes, personas que durante los operativos militares y paramilitares en 1997 se quedaron escondidas en la selva resistiendo al desplazamiento y viviendo en condiciones infrahumanas. La misma María Ligia describe su vida en la selva: «Comiendo sin sal, lavando sin jabón, durmiendo en la montaña, poniendo las costillas encima de las serpientes». Las Resistentes se escondieron de los paramilitares y evadieron los bombardeos del Ejército hace 15 años. Ahora caminamos juntas, María Ligia y yo, en la conmemoración del desplazamiento forzado. Las comunidades en conjunto con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (CIJP) organizaron una caminata ecuménica y ecológica en su territorio. Vinieron delegados de otras comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes de toda Colombia. Todas sufren los mismos o parecidos problemas: han conocido la guerra o persecución por parte de los diferentes actores armados. Todas han decidido resistir al desplazamiento y formular un proyecto propio y alternativo de vida, un proyecto que les garantice el respeto de sus derechos políticos, económicos, étnicos y culturales. PBI acompaña en la caminata a la CIJP, organización defensora de derechos humanos colombiana acompañada por PBI desde hace 14 años. La CIJP acompaña a esas comunidades en los diferentes aspectos de su lucha. El objetivo de la caminata es recordar y conmemorar, pero también constatar que la guerra no ha terminado. En el año 2006 las comunidades de Curbaradó y Jiguamiandó empezaron a retornar. El año pasado empezó el proceso de restitución de sus tierras despojadas después del desplazamiento forzado. Sin embargo, las comunidades están preocupadas porque los grupos armados y despojadores siguen presentes en su territorio. Temen que les estén restituyendo una Caja de Pandora. En los últimos años se añadió a los problemas de despojo y violencia la extensión de los cultivos de coca. La presencia de cultivos ilícitos va de la mano con la presencia de actores armados que hostigan y ponen en peligro a las comunidades. Parte de la caminata por lo tanto es verificar la presencia de estos cultivos y hacer la denuncia frente a la comunidad internacional representada en el evento por delegados de cerca de diez organizaciones internacionales. El ambiente de la caminata en ese momento se ha vuelto más tenso porque llegamos a la parte de la verificación de los cultivos de coca. Cruzamos el área despejada y sembrada de la mata de coca y veo la preocupación en la cara de la matriarca. Empezamos a escuchar el ruido de un helicóptero. Hay pequeñas cosas que cambian en uno cuando conoce la realidad de un conflicto armado: el ruido de un helicóptero por ejemplo, también para mí, ya no tiene el mismo significado. Para María Ligia significa terror: bombardeos, muerte, dolor. Cuando ella también escucha el helicóptero empieza a lamentar nuestra venida y preocuparse por unas personas que han quedado atrás: «¿Por qué venimos acá…? y esa gente... ¿¡por qué se quedaron allí!?». Siento el terror que sigue provocando el mero sonido de un helicóptero en ella. «No se preocupe María, no se preocupe. Ya pasó. No viene por acá. Ya pasó». Intento tranquilizarla, pero sólo recupera la calma cuando el sonido se desvanece. El miedo y el terror, sin embargo, no han podido apagar la valentía y la resistencia de esas comunidades. Después de constatar las diferentes problemáticas que afectan la seguridad hoy en día y de recordar las atrocidades del pasado, las comunidades se sentaron todas juntas a formular proyecciones para el futuro respaldadas por sus experiencias compartidas. El papel de PBI fue el de siempre: acompañar a esos defensores y defensoras de derechos humanos para que sus propuestas de paz no sean ahogadas por la violencia y la represión; caminar a su lado para protegerles, dar legitimidad y visibilidad a su proyecto y ponerles la mano en el hombro cuando el miedo les intenta caer encima. - Hendrine