La tierra en Colombia está concentrada en las manos de unos pocos y la evidencia recién presentada por Oxfam Internacional muestra que esta tendencia va en aumento[1]. Ciertos poderes en los territorios han acumulado tierras de manera sobredimensionada, lo que ha evitado que las verdaderas conversaciones sobre la reforma agraria se lleven a cabo[2]. Los terratenientes a gran escala, con títulos sobre largas extensiones de tierra, representan una fracción cada vez más importante de fincas productivas en el país[3].
[caption id="attachment_9935" align="alignnone" width="786"] Ilustración: María Fernanda Lessmes[/caption]
En términos del uso de esta tierra fuertemente concentrada, de las 43 millones de hectáreas usadas actualmente en Colombia con propósitos agrícolas, 34,4 millones (80%) son destinados a la ganadería, dejando el 20% restante para la producción de cultivos[4]. Según el análisis de Oxfam, la mayoría de la tierra utilizada actualmente para criar ganado podría tener un mejor uso en la producción de cultivos de pancoger o en proyectos de conservación del medio ambiente, de hecho, la tierra analizada como adecuada para el ganado es la mitad de la extensión actualmente utilizada[5].
[caption id="attachment_9936" align="alignnone" width="1200"] Hay una fuerte polarización con respecto a dos visiones opuestas del territorio en Colombia; una que reconoce los derechos de las personas campesinas a la tierra que cultivan, y la otra que favorece la concentración de la tierra a través de títulos de propiedad privada. Foto: Bianca Bauer[/caption]
75% de la tierra usada para la producción de cultivos en Colombia (20% del territorio nacional), es utilizada para la agro-exportación y para la producción agroindustrial a gran escala[6]. Esta producción ha desplazado lentamente la producción interna de alimentos, lo que implica que cada año Colombia debe importar más suministro de alimentos básicos, que alguna vez produjo internamente. De igual manera, esta técnica de agricultura intensiva ha conllevado un mayor uso de fertilizantes, causando a su vez una mayor dependencia de las grandes agroindustrias que producen estos químicos, menos rotación de los cultivos y en general una mayor pobreza en la calidad del suelo[7]. Estas prácticas representan la pérdida de soberanía alimentaria y la adhesión a la tendencia global de un sistema alimentario privatizado, como se puede constatar en muchos países latinoamericanos.
[caption id="attachment_9937" align="alignnone" width="1200"] “Existe una profunda crisis ligada a la imposición de modelos de desarrollo que parecen favorecer los beneficios a corto plazo y la comercialización por encima de las necesidades y aspiraciones de las poblaciones locales”. Relator Especial de la ONU, Michel Forst: Situación de los defensores de los derechos humanos, 2017 Foto: Caldwell Manners/Ecap[/caption]
Además de la producción agrícola, la economía colombiana está enfocada en las industrias extractivas, con casi el doble de la producción de carbón entre los años 2000 y 2010 y concesiones mineras aprobadas a un ritmo extremadamente rápido[8]. Como se mencionó anteriormente, los dos periodos del Gobierno de Juan Manuel Santos se han centrado en la extracción de los recursos naturales como motor de desarrollo, como está suscrito en los Planes de Desarrollo Nacional[9]. En 2016 había un total de 8.971 títulos mineros en el país, que representan 4.432.789 hectáreas[10].
[caption id="attachment_9938" align="alignnone" width="1200"] Cada vez más Deforestación: Colombia pasó de 64.417.000 de hectáreas de bosque en 1990 a 58.501.700 en 2015, lo que implica una pérdida de casi seis millones de hectáreas en 25 años. Entre 2015 y 2016 la deforestación en Colombia aumentó un 44%. Foto: Caldwell Manners/Ecap[/caption]
[caption id="attachment_9939" align="alignnone" width="1200"] La maldición de la palma africana: Con el constante aumento de la demanda de biocombustible, Colombia se ha convertido en un país donde la producción de la palma arrasó con territorios enormes. “Una de las restricciones específicas a las que se enfrentan los defensores que trabajan en la esfera de las empresas, es la inmensa desproporcionalidad entre los recursos jurídicos, logísticos, defensivos y financieros de que disponen, frente a los de las empresas”, dice el Relator Especial de la ONU, Michel Forst. Foto: Eduardo Acosta Ulloa[/caption]
Cabe mencionar que, a lado de estas estadísticas sobre el uso del suelo, las 150.000 hectáreas destinadas en Colombia para la producción de la hoja de coca parecen una cantidad muy baja[11]. Sin embargo, por la atención nacional e internacional, la producción de coca continúa siendo el enfoque de la política extranjera de varios países hacia Colombia, mientras que no existen políticas para disminuir la cantidad de tierra usada para la ganadería, por ejemplo, para asegurar una distribución más justa de la tierra.
[caption id="attachment_9940" align="alignnone" width="1200"] Proteger los páramos: Los páramos son considerados uno de los ecosistemas colombianos más vulnerables. Se han realizado varias intervenciones legales de gran envergadura para proteger estos delicados hábitats, tales como la sentencia de la Corte Constitucional que prohíbe la explotación minera en los páramos, por ser fuentes importantes de agua para la población colombiana. Sin embargo, la minería sigue siendo una amenaza para estos ecosistemas. Foto: Bianca Bauer[/caption]
[caption id="attachment_9941" align="alignnone" width="1200"] Defender la tierra “El trabajo de los defensores de los derechos humanos en el ámbito de las empresas y los derechos humanos es esencial para proteger la tierra y el medio ambiente, asegurar unas condiciones de trabajo justas y seguras, luchar contra la corrupción, respetar las culturas y los derechos indígenas y lograr el desarrollo sostenible”, dice el relator Especial de la ONU, Michel Forst. Foto: Alejandro González[/caption]
La tierra en Colombia es tan fértil que se puede producir una gran cantidad de cultivos alimentarios por la alta concentración de minerales que existen en el suelo. La presencia de estos minerales significa que la tierra está llena de recursos naturales, lo que tanto quiere el resto del mundo. Esta riqueza está en el centro de las tensiones que se presentan por los diferentes intereses sobre el uso de la tierra y sirve como detonante para los diversos conflictos que se vienen produciendo.
Hannah Matthews
Notas de pie:
[1] Oxfam: Radiografía de la Desigualdad: Lo que nos dice el último censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia, julio de 2017 [2] Entrevista a Camilo Sánchez, 18 de octubre de 2017 [3] Óp. Cit. Oxfam: Radiografía de la Desigualdad: Lo que nos dice el último censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia [4] Ibíd. Radiografía de la Desigualdad: Lo que nos dice el último censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia [5] Ibíd. Radiografía de la Desigualdad: Lo que nos dice el último censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia [6] Ibíd. Radiografía de la Desigualdad: Lo que nos dice el último censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia [7] Jaskiran Chohan: Charla sobre Cumplimiento y Resistencia al Régimen Global de Alimentos en Colombia: Zonas de Reserva Campesina como propuestas para la soberanía alimentaria, 9 de octubre de 2017 [8] Article 19: A Deadly Shade of Green Threats to Environmental Human Rights Defenders in Latin America, 2016 [9] Departamento Nacional de Planeación, Consulte el Plan Nacional de Desarrollo, 2014-2018 [10] Ccajar: Observatorio para la protección de los Defensores de Derechos Humanos, Defender: El Territorio y el Ambiente en Contextos de Actividad de Empresas Extractivas, octubre de 2017 [11] El Tiempo: Entre 145.000 y 150.000 hectáreas tendrían cultivos de coca en el país, 10 de julio de 2017*Foto de portada: Caldwell Manners/Ecap