Era un sábado por la mañana cuando la primera persona en llegar a la oficina de Fundación Nydia Erika Bautista (FNEB) se encontró los vidrios de la fachada en el suelo hechos pedazos. Esa madrugada, un hombre en motocicleta habría parado frente a la sede para romper los cristales y darse a la fuga. Posteriormente, la policía constataría que nada fue extraído de la oficina[1]. Los hechos respondían más bien a una advertencia, un mensaje intimidatorio para los miembros de la FNEB.
La Fundación Nydia Erika Bautista es una organización dedicada a la defensa de Derechos Humanos, especializada en la lucha contra la desaparición forzada. Desde su existencia ha sufrido numerosos ataques y amenazas debido a su labor por la búsqueda de verdad y justicia ante estos crímenes. De las últimas 14 denuncias interpuestas ante la fiscalía por ataques o amenazas, ninguna ha tenido avances investigativos: “más allá de tomarnos declaraciones a las personas de la Fundación, no han transcendido a la identificación de los autores, a pesar de que hemos entregado videos, fotos, indicios”, cuenta Yanette Bautista, directora de la FNEB, “nosotras le hemos dicho a la Fiscalía que la mejor garantía de no repetición es el acceso a la justicia y que se identifiquen a los autores de manera individual y se le sancione. Sin esto estamos desamparadas porque se repiten los hechos una y otra vez, y uno cumple como ciudadana reportando a la administración de justicia pero no hay resultados”.
Después del último ataque contra la oficina, el equipo de FNEB ha decidido responder a la agresión apostándole al fortalecimiento interno, reuniéndose y compartiendo sus sentires, trabajándolos en conjunto y elaborando estrategias internas en vez de desarticularse entre sí y abandonar el trabajo que vienen realizando, que es el fin de este tipo de agresiones. Tienen muy claro que los ataques y las amenazas no van a amedrentarles y que siguen adelante. “Al romper los vidrios también nos quebraron el alma, pero tenemos capacidad de resiliencia”, subraya Yanette, “sabemos que estamos haciendo lo correcto, que en una sociedad democrática las personas defensoras tenemos derecho de estar asociadas libremente, y las victimas tenemos derecho a expresarnos, a denunciar y exigir respuestas al Estado”.
Actualmente el equipo trabaja en la documentación y elaboración de informes sobre más de 300 casos de desapariciones forzadas, que serán entregados a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. Para la elaboración de estos informes cuentan con el apoyo de estudiantes de diferentes universidades y con la dedicación de los/as técnicos de la fundación y sus aportes desde las áreas de documentación, memoria, incidencia y jurídica. La colaboración de los y las estudiantes cobra especial relevancia para la FNEB, que destaca la importancia de que las nuevas generaciones tomen el relevo en la búsqueda de verdad y justicia y en la defensa de derechos, a partir del legado de las luchas de sus antecesores y de la fuerza y la capacidad de resiliencia que las víctimas han desarrollado a través de los años. “El momento que vive Colombia es un momento histórico”, comenta Yanette, “y es importante destacar la importancia del rol de las víctimas para contribuir con informes concretos, con casos concretos, que cuenten la historia de personas de carne y hueso que fueron desaparecidas”. Es decir, humanizar lo que se esconde tras la frialdad de las cifras, documentar en qué contexto se encontraban en el momento que fueron desaparecidas, cómo y por qué las desaparecieron, identificar patrones de la desaparición forzada y los modus operandi utilizados por los victimarios, pero también visibilizar los impactos a nivel individual y colectivo de estos crímenes. Esta labor la están realizando junto con cuatro organizaciones presentes en diferentes regiones del país: Madres por la Vida en Buenaventura, Familiares Colombia, con trabajo en varias regiones, Narrar para vivir en Montes de María y Mujer sigues mis pasos en el departamento de Bolívar.
[caption id="attachment_10755" align="alignnone" width="1200"] En junio 2018, La FNEB recibió la visita en su oficina de los consejeros políticos de las embajadas de Alemania y Francia, en esta foto Yanette está hablando con Jean-Marie Druette de la Embajada de Francia[/caption]
Yanette nos comenta la importancia de utilizar una metodología rigurosa en la documentación de los casos para evitar el cuestionamiento al que suelen ser sometidos los informes por estar basados en testimonios. En este sentido, realizan un trabajo de investigación completo, a partir de las denuncias y los expedientes judiciales, las pruebas que fueron entregadas, el estudio de otras fuentes documentales y académicas, pero también de los informes de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas (NNUU) o la Organización de Estados de América (OEA), quienes vienen realizando el monitoreo de la situación en Colombia. “Esperamos presentar más de 300 casos de desaparición forzadas y delitos conexos como son la violencia sexual, el reclutamiento forzado, la ejecución sumaria, como el secuestro que está vinculados a desapariciones forzadas; y como valor agregado vamos a presentar una perspectiva de los impactos psicosociales sobre una o dos regiones, desde el trabajo con las propias víctimas, y también sobre las experiencias de resiliencias a nivel nacional, en las 7 regiones donde trabajamos”.
Apuntan, además, a la importancia en el trabajo de esclarecimiento de la verdad de integrar un enfoque diferencial que ponga de manifiesto cómo la violencia en el marco del conflicto armado afecta de manera diferenciada a niños y niñas, a las mujeres, a las comunidades indígenas y afrodescendientes.
Yanette resalta que a pesar de las adversidades y los riesgos que conlleva desempeñar en Colombia el trabajo que realizan es mayor la motivación para seguir adelante, por todas las personas a las que acompañan desde la fundación y que han depositado su confianza en ellas. En sus palabras, “nuestro amor a los desaparecidos es lo que nos mueve; no nos mueve la ideología, nos mueve el amor, un amor que se politiza, que adquiere consciencia social”.
Yanette Bautista lleva 30 años luchando contra la desaparición forzada en Colombia, desde la desaparición de su hermana, Nydia Erika, el 30 de agosto 1987. Desde entonces ha sido incesante su búsqueda de verdad y justicia en su caso, pero también para muchos otros. “Lo que me guía es el amor por Nydia Erika, también por Cristóbal[2], por su dignidad, porque nosotros queremos que la gente nos mire como una lección de dignidad para la sociedad. Que no se aterrorice con nuestro trabajo, que no sienta miedo, sino que sienta que es importante para la democracia esta herencia del trabajo que estamos dejando, aunque sea dura. Es duro entregar los restos, duro dar un testimonio en la Fiscalía, también es duro salir en las marchas llevando las fotos de nuestros seres queridos desaparecidos, pero es muy importante visibilizarlos y mostrar que también eran seres humanos, con una familia que nunca les ha olvidado”.
Cuando le preguntamos qué es lo que le da la fuerza para seguir en este camino como defensora de derechos humanos nos dice: “mi médico me dice que cada día que amanezca me pregunte si soy feliz con lo que hago, porque él se impresionó mucho cuando vio todas estas fotos de personas desaparecidas en la oficina, y me dice que tengo los ojos tristes. Pero creo que la pregunta es equivocada, porque no puedo decir que soy feliz cuando encuentran el cuerpo de una persona desaparecida, que es lo que sueña cada familiar - encontrar el cuerpo para hacer el proceso del duelo, para llorarlo y llevarlo a una sepultura digna - pero si puedo decir que siento satisfacción de hacer lo que hago. Siento mucha satisfacción de ayudar a las víctimas… y esto no es felicidad, no sé, un filósofo lo podrá decir, pero yo sí siento mucha satisfacción de lo que he hecho en estos 30 años, de caminar al lado de las víctimas”.
El legado por el que Yanette y el resto de miembros de FNEB luchan es una Colombia libre de desaparición forzada, una Colombia donde las nuevas generaciones puedan salir a la calle sin temor a ser desaparecidos. Su persistencia parece no mermar frente a los ataques y amenazas, porque nace de una fuerza que es aún mayor. Tal como apunta Yanette: “no queremos que desaparezca la esperanza. Es lo que nos fortalece, lo que nos mueve, la memoria de nuestros seres queridos en nuestros corazones. Están siempre presentes y sabemos que ellos nos protegen y no van a dejar que nada nos suceda”.
Nathalie BienfaitFoto de portada: cortesía de la FNEB