Comenzar de nuevo en La Europa
Damaris vive en un rancho improvisado. Troncos de árboles sostienen el techo de zinc, donde cuelgan zapatos, machetes, cachuchas y hasta una jaula con un conejo para aprovechar el pequeño espacio. Sobre el piso de tierra corren gallinas y algunos perros duermen bajo las sillas rojas plásticas. En las noches de tormenta como hoy, una hoja de zinc medio suelta pega contra otra y el ruido se vuelve insoportable. Damaris no aguanta más estar en la cama, se levanta y prende el pequeño televisor para distraerse. Espera con ansiedad la primera luz de la mañana. Aún faltan muchas horas.