Es el agua que nos recibe en el Bajo Atrato para esta primera entrada después de 5 meses. Acabamos de pasar 3 días en Dabeiba y solo fue el inicio del recorrido. Después de cruzar el río Curvaradó, llegamos a la Zona Humanitaria (ZH) de Camelias, donde acudieron líderes y lideresas de toda la cuenca, a pesar de las amenazas que forman parte de su cotidianeidad.
El Cabildo indígena del Resguardo Uradá-Jiguamiandó ve este encuentro como una posibilidad de visibilizar la situación que viven sus comunidades. A principios de julio de 2020, su asamblea decidió erradicar la coca sembrada por personas ajenas al territorio burlando la autoridad del Cabildo Mayor. En una acción de sanación de su territorio, las comunidades han erradicado cerca de 150 hectáreas de coca5, lo que les ha generado una situación de alto riesgo6. El secretario del Cabildo mayor, Dayro Alberto Cuñapa, me confía “Para nosotros es importante proteger el territorio. Es nuestro oxígeno. Es sagrado. Nuestra memoria está en las historias de los abuelos, así como en la medicina, en las plantas nativas del territorio. Queremos aprovechar de la amistad entre los pueblos para defenderlo y para construir la paz.” [caption id="attachment_8564" align="alignnone" width="800"] Don Erasmo Sierra[/caption] Don Erasmo, con sus 79 años de vida y no mucho menos de lucha, está lúcido. “Esta guerra sigue y no sabemos hasta cuándo. El gobierno cree que todo lo reparó, pero yo he perdido mucho, hasta la casa la quemaron”. Su lucidez no le impide creer en el perdón, y en la reparación. El año pasado se encontró por primera vez con el ex-jefe de las FARC-EP que años atrás había jurado de asesinarlo. “Nos saludamos, pues.” Don Erasmo sueña con dejar en herencia una Universidad de Paz a los jóvenes de su comunidad, dónde profesores de la misma comunidad puedan transmitir su historia. Los llamados de Don Erasmo, del Cabildo Mayor de Uradá-Jiguamiandó, y de todas las comunidades que buscan vivir en paz en este territorio tan afectado por la guerra, fueron recogidos por la Comisión de Justicia y Paz durante esta visita, tal como llevan haciendo por más de 20 años. Como parte de este incansable trabajo de reconciliación por parte de las comunidades víctimas del conflicto del Urabá, el 31 de agosto se organizó en Apartadó un dialogo histórico en el que participó Salvatore Mancuso de manera virtual. El ex-jefe paramilitar que recientemente terminó una pena de 15 años de cárcel en Estados Unidos, mostró su voluntad de aportar a la verdad y a la reconciliación respondiendo a las preguntas que le hicieron las personas presentes.7 En cada comunidad que visitamos, La Comisión de Justicia y Paz dejó una caja de madera, dónde las comunidades pueden hacer propuestas de transición hacia una paz verdadera, que respecta las culturas y permita sanar el territorio. A la comisionada de la verdad, Patricia Tobón, le entregaron un jarrón de arcilla, símbolo de compromiso de seguimiento. Para que estos encuentros no queden en la memoria de algunas personas, sino que sean la materia premia para la construcción de un país sanado.
Aquí encontramos a Liria Rosa García, lideresa histórica de la ZH de Caracolí, quién desde inicios de agosto sufrió un nuevo despojo de sus tierras por parte de otra familia apoyada por el Consejo Comunitario de Curvaradó1. Está también Eliodoro Polo, líder del territorio colectivo de Pedeguita y Mancilla, quien unos días después de nuestra visita recibió un mensaje amenazante dejando entender que debería entregar su finca e irse de la zona2. Estos hechos no son nuevos y demuestran la persistencia de la fuerte presión que viven las comunidades del Bajo Atrato sobre sus tierras. [caption id="attachment_12206" align="alignnone" width="1200"] Desde 2016, los espacios dejados por las FARC-EP han sido objeto de una fuerte disputa entre grupos armados ilegales, tales como las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).[/caption] Sin embargo, estas personas que nunca se han cansado de defender su territorio están dispuestas a entregar sus relatos a la comisionada de la verdad Patricia Tobón. Las nubes se van amontonando, el atardecer se vuelve oscuro. La lluvia no deja grabar los testimonios hasta tarde, pero no puede impedir que la verdad sea contada, aún sea en medio de la noche. Relatos del pasado y del presente se entrelazan pues la simbólica fecha de 2016, la de los Acuerdos de Paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, no ha sido la fecha que marcó una nueva era en el Bajo Atrato. Al contrario, desde 2016, los espacios dejados por las FARC-EP han sido objeto de una fuerte disputa entre grupos armados ilegales, tales como las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN)3. Al día siguiente, el cielo está despejado pero las fuertes lluvias de la noche nos han dejado una sorpresa. Para llegar a la ZH Nueva Esperanza, en la cuenca de Jiguamiandó, vecina de Curvaradó, habrá que mojarse los pies… La ZH Nueva Esperanza está inundada. Las aguas del río Jiguamiandó desbordan de las historias del pasado, de las amenazas bien presentes, de las esperanzas para mañana. Don Erasmo, líder histórico de Jiguamiandó, felicita la visita: “Cuando estuvimos en Bogotá, entregamos un informe a la JEP4 y a la Comisión de la Verdad. Una cosa es que conozcan mi nombre en un papel. Otra cosa es que conozcan de dónde soy, que les pueda mostrar el territorio.” El territorio del Jiguamiandó es multicultural. A lo largo de sus aguas, viven comunidades mestizas, afrodescendientes y Embera Eyabida. Varias han venido hasta Nueva Esperanza para aportar a la verdad.De vuelta al terreno, en las huellas de la memoria
Después de 5 meses de cuarentena, PBI-Colombia volvió al terreno acompañando a la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, en un recorrido de 15 días por las huellas de la memoria, abriendo el espacio para el encuentro de comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas de Urabá con la comisionada de la verdad Patricia Tobón.
En una acción de sanación de su territorio, las comunidades han erradicado cerca de 150 hectáreas de coca, lo que les ha generado una situación de alto riesgo.
El Cabildo indígena del Resguardo Uradá-Jiguamiandó ve este encuentro como una posibilidad de visibilizar la situación que viven sus comunidades. A principios de julio de 2020, su asamblea decidió erradicar la coca sembrada por personas ajenas al territorio burlando la autoridad del Cabildo Mayor. En una acción de sanación de su territorio, las comunidades han erradicado cerca de 150 hectáreas de coca5, lo que les ha generado una situación de alto riesgo6. El secretario del Cabildo mayor, Dayro Alberto Cuñapa, me confía “Para nosotros es importante proteger el territorio. Es nuestro oxígeno. Es sagrado. Nuestra memoria está en las historias de los abuelos, así como en la medicina, en las plantas nativas del territorio. Queremos aprovechar de la amistad entre los pueblos para defenderlo y para construir la paz.” [caption id="attachment_8564" align="alignnone" width="800"] Don Erasmo Sierra[/caption] Don Erasmo, con sus 79 años de vida y no mucho menos de lucha, está lúcido. “Esta guerra sigue y no sabemos hasta cuándo. El gobierno cree que todo lo reparó, pero yo he perdido mucho, hasta la casa la quemaron”. Su lucidez no le impide creer en el perdón, y en la reparación. El año pasado se encontró por primera vez con el ex-jefe de las FARC-EP que años atrás había jurado de asesinarlo. “Nos saludamos, pues.” Don Erasmo sueña con dejar en herencia una Universidad de Paz a los jóvenes de su comunidad, dónde profesores de la misma comunidad puedan transmitir su historia. Los llamados de Don Erasmo, del Cabildo Mayor de Uradá-Jiguamiandó, y de todas las comunidades que buscan vivir en paz en este territorio tan afectado por la guerra, fueron recogidos por la Comisión de Justicia y Paz durante esta visita, tal como llevan haciendo por más de 20 años. Como parte de este incansable trabajo de reconciliación por parte de las comunidades víctimas del conflicto del Urabá, el 31 de agosto se organizó en Apartadó un dialogo histórico en el que participó Salvatore Mancuso de manera virtual. El ex-jefe paramilitar que recientemente terminó una pena de 15 años de cárcel en Estados Unidos, mostró su voluntad de aportar a la verdad y a la reconciliación respondiendo a las preguntas que le hicieron las personas presentes.7 En cada comunidad que visitamos, La Comisión de Justicia y Paz dejó una caja de madera, dónde las comunidades pueden hacer propuestas de transición hacia una paz verdadera, que respecta las culturas y permita sanar el territorio. A la comisionada de la verdad, Patricia Tobón, le entregaron un jarrón de arcilla, símbolo de compromiso de seguimiento. Para que estos encuentros no queden en la memoria de algunas personas, sino que sean la materia premia para la construcción de un país sanado.
Coline Sovran
Notas de pie:
1 Comisión JyP, Se amplia despojo amparado por líderes de Consejo Comunitario, 07 de agosto de 2020
2 Comisión JyP, Amenazas contra el líder Eliodoro Polo, 23 de agosto de 2020
3 Verdad Abierta, En riesgo inminente por lo menos 61 mil personas en el norte de Chocó, 10 de marzo 2020
4 Justicia Especial para la Paz, institución de justicia transicional creada por los acuerdos de Paz de 2016
5 Comisión JyP, Indígenas embera se movilizan contra cultivos ilícitos en su territorio, 30 de julio de 2020
6 Comisión JyP, En medio del control de las AGC pobladores embera erradican siembras de coca, 8 de septiembre 2020
7 Contagio Radio, Así fue el encuentro de diálogo entre víctimas y Salvatore Mancuso, 1 de septiembre de 2020