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comunidad indígena

Entre la selva y la ciudad

Sobre las orillas del río San Juan, junto a una espesa selva que une el Valle del Cauca con Chocó, hay un pequeño pueblo indígena wounaan nonam llamado Santa Rosa de Guayacán. Aquí, en una casa palafítica, hecha con rústicas tablas de madera y techo de zinc, (construcción característica de estas tierras ancladas en el Pacífico colombiano), nació hace 28 años Marcia Mejía Chirimía[1]. De niña pasaba el tiempo jugando con sus amigas en la quebrada; cuando creció, se enamoró y tuvo dos hijos.

El retorno a la Madre Tierra

Me asomo a la cocina y para mi sorpresa un señor me invita a entrar. El ambiente es cálido en esta sala amplia donde las rayas de luz atraviesan las ranuras de las paredes de madera. A un lado, un grupo de mujeres, todas con faldas unicolor de tono salmón, jade y turquesa teñidas a mano, están preparando el desayuno sobre un fogón de leña. Al otro lado, el gobernador de esta comunidad indígena está hablando con algunos familiares mientras niños y niñas están jugando. Es agradable ver esta escena armónica y a la vez sólo puedo pensar en mañana.