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desaparición forzada

Cometas en el cielo

“La abuelita puede volar”, grita la pequeña Valentina* que corre tras su cometa, que lleva estampado el rostro de una mujer joven, su abuela Nydia Erika Bautista. La cometa se levanta, vuela y se cae varias veces hasta que se rompe y toca pegarla con una cinta gruesa para levantarla nuevamente. Al lado de Valentina, corren otras mujeres y hombres también con cometas que llevan rostros impresos que vuelan en el cielo soleado, son rostros de personas que se llevaron, torturaron y desaparecieron, en medio de las luchas sociales de hace treinta años.

Desaparición forzada en La Esperanza

Entre el 21 de junio y el 27 de diciembre de 1996, las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (Acmm) desaparecieron a 16 personas, incluyendo tres menores de edad, en la vereda La Esperanza del municipio El Carmen de Viboral (oriene antioqueño), señaladas de ser simpatizantes o colaboradoras de grupos al margen de la ley que operaban en la zona[1].

Llevo 19 años esperando

Mi historia comenzó hace 32 años. Mi hijo mayor fue a prestar servicio militar obligatorio al Batallón Pichincha, en Cali, y me lo desaparecieron, lo torturaron, lo asesinaron y lo encontré como “NN” (Nomen nescio, desconozco el nombre), en Palmira, a los cinco días. Para mi segundo hijo, Jairo Iván, fue muy duro. Decidió estudiar derecho y buscar justicia con honestidad. Empezó a trabajar en la Fiscalía, quería hacer la investigación de su hermano que aunque ya se sabía, la quería volver a hacer.

LOS QUE MÁS SUFREN SON LOS MÁS PEQUEÑOS

Soy la hermana mayor de Pedro Antonio. Pero también tengo otro desaparecido: mi esposo. A él le hicieron una llamada, salió y nunca más volvió a casa. Yo sé que ya está muerto, pero no he sabido la verdad y necesito saber por qué lo mataron. Es muy duro para mi, pero creo que en estas situaciones, los que más sufren son los más pequeños. Mi hijo quedó huérfano cuando tenía ocho años. En esa época no le dio tan duro porque no entendía, pero ahora que tiene dieciséis años, y sí siente ese vacío.