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Entre la selva y la ciudad

Sobre las orillas del río San Juan, junto a una espesa selva que une el Valle del Cauca con Chocó, hay un pequeño pueblo indígena wounaan nonam llamado Santa Rosa de Guayacán. Aquí, en una casa palafítica, hecha con rústicas tablas de madera y techo de zinc, (construcción característica de estas tierras ancladas en el Pacífico colombiano), nació hace 28 años Marcia Mejía Chirimía[1]. De niña pasaba el tiempo jugando con sus amigas en la quebrada; cuando creció, se enamoró y tuvo dos hijos.

“No me hice religiosa para vivir en un convento”

A Maritze Trigos no se le borra su optimismo. Es muy fácil escucharle. Cautivada, me aferro a sus palabras, al tono de su voz y a su sonrisa noble que no esconde nada. Me viene el recuerdo de aquel día que la conocí. Yo acababa de recorrer medio país para alcanzarla enTuluá, (Valle del Cauca). Eran tempranas horas de la mañana, y Maritze se escapó de casa para venir a recogerme antes de viajar juntas a Trujillo, lugar donde acompaña a un grupo de víctimas que han sobrevivido a hechos que más adelante les narraré.

“La verdad nos hará libres”

“Vamos a dar paso a algo que nos hace tremenda ilusión porque es traer hasta aquí una voz de una persona que está injustamente represaliada y que, yo creo, simboliza muy bien esa criminalización de los movimientos sociales. Yo tuve la oportunidad y el honor de estar con David Ravelo y con Uber Ballesteros en la Picota (cárcel de Bogotá), el año pasado, en la 11ª misión asturiana de verificación. Y tenemos una grabación de 5 minutos con su voz”.

Las mujeres de Puente Nayero

Lola y sus padres viajaron en canoa, por el mar, para llegar a Buenaventura, el viaje duró ocho días. Era 1956 y Lola tenía apenas ocho años. Sus padres construyeron una casa de madera sobre pilotes apoyados en el fondo del mar, en la que Lola iba a pasar toda su vida. Cuando la marea subía, la casa se convertía en una isla rodeada por el mar; cuando bajaba, Lola y sus amigas se metían debajo de las casas para jugar al escondite. El papá de Lola cortó palos y construyeron un puente para conectar su casa con las otras y con la tierra firme.

Contra viento y marea

A muchas mujeres su condición de víctimas les llevó a convertirse en lideresas que luchan en pro de los derechos de sus comunidades. En el proceso de paz están jugando un papel fundamental.
Los hombres y las mujeres han sufrido la violencia del conflicto armado y la violencia política que sufre Colombia desde hace décadas; no obstante, durante mucho tiempo, los sufrimientos de las mujeres han sido invisibles.

El caso de la Operación Génesis vs. Colombia

En 1996 y 1997, dos operaciones militares marcaron el destino de la población del Bajo Atrato: la ‘Operación Septiembre Negro’, desarrollada principalmente en Curbaradó, Jiguamiandó (Chocó) y Dabeiba (Antioquia), junto con la ‘Operación Génesis’ en Cacarica y Salaquí[1] (Chocó), provocando el desplazamiento forzado de aproximadamente 15.000 personas[2], la posterior militarización de la zona y un registro de más de 70 crímenes entre asesinatos y desapariciones forzadas

Un juicio sin precedentes

La periodista y defensora de derechos humanos, Claudia Julieta Duque, y acompañada por PBI, ha dado una rueda de prensa en la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip). Hoy comienza, con sus declaraciones, un juicio sin precedentes a nivel mundial, por tortura psicológica en su contra cometida por funcionarios del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).