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Llevo 19 años esperando

Mi historia comenzó hace 32 años. Mi hijo mayor fue a prestar servicio militar obligatorio al Batallón Pichincha, en Cali, y me lo desaparecieron, lo torturaron, lo asesinaron y lo encontré como “NN” (Nomen nescio, desconozco el nombre), en Palmira, a los cinco días. Para mi segundo hijo, Jairo Iván, fue muy duro. Decidió estudiar derecho y buscar justicia con honestidad. Empezó a trabajar en la Fiscalía, quería hacer la investigación de su hermano que aunque ya se sabía, la quería volver a hacer.

Ha sido un honor

Ser finalista ha sido un honor y reconocimiento a todo un esfuerzo hecho durante muchísimos años ocupándome de causas que ameritan la vinculación del trabajo jurídico en cualquiera de sus modalidades. Ya sea en la defensa de presos o perseguidos políticos, en la representación de víctimas de crímenes de Estado o en labores de incidencia a nivel nacional e internacional.