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No es oro todo lo que reluce en el Nordeste Antioqueño

Decir Nordeste Antioqueño es nombrar dos de sus municipios más emblemáticos: Remedios y Segovia; que a su vez y de forma automática evocan su principal fuente económica: el oro. Base central de la economía no sólo en ambos municipios, sino también en las veredas que los conforman en las que se localizan aproximadamente 149 bocaminas, según nos cuentan los locales. Resulta curioso percibir cómo impregna este metal precioso la economía de Segovia.

Pedeguita y Mancilla: territorio en disputa

Salimos de Apartadó hacia Belén de Bajirá, municipio que desde hace varios meses está presente en los medios de comunicación. Se lo están disputando los departamentos de Chocó y Antioquia por todas las riquezas minerales que se encuentran en la zona y la presencia de grandes empresas de explotación de bananos y de aceite de palma[1]. Esperamos un chivero que después de media hora por fin llega y nos lleva al centro de acopio de Pedeguita y Mancilla donde empezamos nuestra caminata hacia la Zona de Biodiversidad Mi Tierra.

“Como el sol de Noruega en invierno”

Todos los días, Enrique Cabezas agradece que él y sus familiares siguen vivos. Es, probablemente, uno de los líderes de tierra más amenazados de la cuenca del río Curbaradó. Hace pocos días, integrantes de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) lo amenazaron nuevamente[1]. De hecho, hace un mes, las AGC mostraron que las amenazas sí se cumplen, pues asesinaron a Duberney Gómez, hijo del reclamante de tierras, Rafael Truaquero[2] a sólo tres kilómetros de la finca de Enrique.

El caso y la causa

Quienes estudian el pasado de Colombia afirman que siempre ha existido la versión de la clase dominante, donde a los inocentes se les ha acusado de culpables y a los culpables ni siquiera se les ha acusado. Éste podría ser el caso de David Ravelo Crespo, que por ser defensor de derechos humanos y volcarse en las causas justas y veraces de las personas más desfavorecidas ha sido amenazado, desplazado y víctima quien fuera condenado a 18 años de prisión.

Nos vemos en libertad

“¡Si está sentada, levántese porque me dieron la libertad!”. Así le anunciaba por teléfono el economista y defensor de derechos humanos, David Ravelo Crespo, a su mujer que le habían concedido la libertad condicionada tras casi siete años en la cárcel[1]. La forma de anunciarlo contrarrestaba con la que le dio cuando le encarcelaron: “si está de pie, siéntese porque me han detenido”. Entre una y otra llamada han pasado muchos años y ahora, tanto el mensaje como el ánimo del mensajero han cambiado de forma y de fondo.

Un panorama de la Aldea de Paz en Mulatos

Es el quinto día de nuestro acompañamiento en la Aldea de Paz de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en la vereda Mulatos, el mismo lugar donde el 21 de febrero del 2005 se perpetró la masacre en la que murieron ocho personas, incluyendo tres niños[1]. Entre los asesinados estaba Luis Eduardo Guerra, líder de la Comunidad de Paz, su esposa, y su hijo de once años.

Reinaldo Villalba: “El caso de David Ravelo se presenta a la JEP en calidad de inocente”

Recorrer en autobús los zigzagueantes 400 kilómetros aproximados que separan Barrancabermeja de Bogotá se convierten en todo un lujo si piensas en David Ravelo. Este defensor de derechos humanos, natural de las orillas del Magdalena Medio, lleva preso casi siete años por un delito que nunca cometió[1].